Reseña de «La plaza del piolín», de Laura Devetach – Alfaguara

Para que el ovillo no pare de girar

Reseña de «La plaza del piolín»

Laura Devetach

Ilustrado por Nancy Fiorini

Alfaguara

2ed.

2005

ISBN 987 04 0134 2

 

Para Laura Devetach, la vida está pegada al relato y «las palabras están escritas con la tinta de la vida». Para ella «el arte y la literatura funcionan como otro torrente de sangre» [i]. La plaza del piolín trata justamente de esto: vida y literatura, literatura y vida.

La narradora nos presenta a Celina, una niña que tiene en su bolsillo y ovilladas las calles y la plaza de su pueblo y también se presenta ella, una escritora que “tiene un libro atravesado en la garganta”. Será la mirada profunda de la niña, plena de la sabiduría de quienes pueden mirar la vida desde otro lugar, la que le haga comprender que cualquier punta del ovillo –conformado por hilos, lanitas, piolines, retazos de recuerdos, personas amadas, canciones de infancia tejidos al abrigo de la memoria- puede ser buena para la creación de un relato. Este encuentro entre ambas dispara en la escritora sus propios recuerdos y el deseo de compartirlos con Celina, iniciando un vínculo afectivo y solidario que se irá consolidando y extendiendo a los otros personajes a medida que aparecen en este relato que se construye con procedimientos metaficcionales e intertextualidades  y en el que se revela toda la poética de Laura Devetach, su compromiso y su visión del mundo.

La plaza del piolín se despliega entonces en un caleidoscopio creativo de historias escritas y unidas entre sí por esos hilos y piolines que la van desovillando poco a poco, vivencia a vivencia y que dan cuenta de  la concepción del espacio poético y del “estar en poesía” sostenidos por la autora.

“Ahora veo los limones puestos en rombos, con los zapallos negros, en las verdulerías, y al mismo tiempo escucho el traqueteo del carro y el caballo de Pepi Geromé. Aparecían por la calle de tierra, zarandeando naranjas, morrones, mientras Pepi, con aires de actor decía:

– Siñora, siñorine, non dejen escapare a Pepi, que les trae il sole.”

Su posición sobre la cuestión de género que valoriza y destaca el empoderamiento de la mujer y de la niña se visualiza particularmente en la historia de los Pereyra cuando Eusebio, padre de Celina y Blanquita, se opone a que esta última comience la escuela. Celina y Amanda, su mamá, se enfrentan a él y Blanquita expresa su decisión de ir al colegio al irrumpir en medio de la pelea con un libro y leer algunas palabras. Se genera entonces un momento de desconcierto y profunda tensión.

– ¡Para qué va a ir si ya sabe! Si después pasa algo, de ustedes va a ser la culpa! ¡Callejear, eso quieren!

Pero Amanda no cede y es quien pone fin al asunto:

-¡Abrite la cabeza o perdiste, Eusebio! Lo que va a pasar aquí es que todas vamos a saber leer menos vos, eso va a pasar.”

En ese caleidoscopio de relatos hilados entre sí también se cuenta la historia de Pirulo, otro niño que vive en el edificio y que se acerca a la escritora no sólo para ayudarla en algunos quehaceres sino para confiarle una preocupación: no le gusta leer versos porque en la escuela le hicieron copiar y estudiar un poema de Olegario Andrade. Es magistral la forma en que Laura Devetach plantea su crítica a este modo escolar de acabar con cualquier deseo de leer poesía por parte de los niños y cómo el disfrute de su lectura, el vínculo con la palabra poética nace desde la propia mirada de niño, del juego,  del asombro, del extrañamiento de lo cotidiano, del uso de la metáfora. 

-Vamos, Pirulo, dale que toda esta cocina era un volcán. Lenguas de fuego azules y rojas hacen temblar la montaña.

-¡Necesitamos el agujero, el ojo del volcán! – dijo Pirulo tratando de hacer un círculo con las manos alrededor de la hornalla.

Laura Devetach escribió su texto en 1993. La primera publicación de Alfaguara es del año 2001 y en 2005 se publicó una edición corregida y aumentada. La plaza del piolín pone al descubierto las circunstancias político-sociales padecidas en la década del 90 que llevó a la terrible crisis de 2001 cuya consecuencia fue que un altísimo porcentaje de la población quedara fuera del sistema y en condiciones de extrema vulnerabilidad a la vez que la resistencia se organizaba creando lazos de solidaridad y cooperación mutua entre vecinos. La historia de Sandalio, el guardián de la plaza y su perro Refucilo, la referencia a las patitas de gorrión de los niños que juegan en la calle, la historia de los Sordina visibilizados por los ojos de una escritora que mira a su alrededor desde su sentir y  sus convicciones más profundas,  ponen en evidencia lo sucedido en nuestro país y nos interpela.

La transgresión propia de la autora y que atraviesa toda la obra también se manifiesta en el desarrollo narrativo que está conformado por las historias que reflejan la vida y las acciones de los personajes, unidas por un hilo en común del cual emergen y se intercalan poemas y canciones como, por ejemplo, “El dominó” o la “Canción del mate de leche” u otros relatos como la “Antigua historia de amor del hombre que esperó cien días” o “El huevo y la gallina” en el que Sidonia escribe el cuento del huevo pintado y comienza a preguntarse si primero fue el cuento o el huevo o la gallina.

Desde una mirada hondamente poética, con cálidas pinceladas de ternura y algunas de nostalgia, Laura nos cuenta las historias escritas con la tinta de la vida. Los recuerdos de infancia más queridos y de su Reconquista natal llegan hasta nosotros como otro torrente de sangre que nos atraviesa, nos conmueve y nos convoca a seguir girando el ovillo.

 

Alejandra Moglia

Espacio LIJ La Nube

 

[i]  Devetach, Laura. “Vida, arte y cuentos”. Conferencia de apertura de las Jornadas Internacionales de LIJ 2014 organizadas por Claudio Ledesma y el Círculo de Cuentacuentos. Ver: https://lamemoriayelsol.wordpress.com/2014/05/26/se-realizaron-las-jornadas-internacionales-de-lij-en-buenos-aires/

Reseña de «La loma del hombre flaco», de Laura Devetach con ilustraciones de Jorge Cuello – Alfaguara

La loma del hombre flaco, un canto a las mujeres de agujas tomar  hilvanadas con hebras de libertad

Laura Devetach

Ilustraciones de Jorge Cuello

Alfaguara Infantil

2005

Muchas y diversas son las mujeres que aparecen en la literatura infantil. Muchas son las que realizan tareas históricamente destinadas a las mujeres. Una gran parte de ellas son tejedoras o costureras;  muchas son también las que socavan a las tentaciones de un hombre. Pocas son las que se rebelan y eligen decir “no” a las innumerables ofrecimientos que se les presentan a cambio de felicidad, Una, por nombrar a alguna de ellas,  es la tejedora de Marina Colasanti, quien luego de tejer sin descanso y a pedido de un hombre, incluso luego de haberlo tejido a él, un día decide que tirará de la puntita del ovillo para deshacer todo eso que la oprimía. La otra, que  se acerca bastante a esa tejedora de Colasanti no solo por el tipo de ideales que representa sino por la manera en que opta por el camino de la libertad,  es María María María, también llamada Marí, que es como ella elige ser nombrada.

Marí es una joven costurera, hija y nieta de costureras, que vive en un pequeño pueblo; cuando es pequeña sus padres mueren y entonces Marí es criada por “una abuela entre palabras de yuyos y de agujas”. Luego de la muerte de su abuela, la joven retoma el hilo de la costura y con el tiempo resulta ser mucho más rápida que sus ancestros en ese oficio.

Cierto día, en ese ámbito pueblerino, sorprende a Marí la llegada de un joven de origen italiano llamado Luigi Bevilacqua  quien  “había pasado aquella vieja guerra del 14 cuando tenía diez años y que podía inventar hasta las tuercas” y quien, además, se enamora de la joven.

Con la aparición de este personaje  aparece también un primer indicio de “ruptura” en cuanto a los lugares y roles tradicionales que  deben ocupar los hombres y mujeres en la literatura para niños:  Luigi, quien se fue quedando en el pueblo un poco por no encontrar tuercas para su auto que se había estancado a la vera del camino y otro poco “porque los ojos de María María María lo marearon”,  cierto día decide pedirle a la joven que le achique un pantalón y ella, bajo su principio de “no hay que regalar pescado,  sino ayudar a pescar”, consigue que el joven se siente en una máquina de coser y aprenda el oficio. Luego de un tiempo se enamoran. Hasta ahí, uno -el lector-  puede pensar que se trata de un dato “pintoresco” que hace posible el avance de una bella y tierna historia de amor y que, por lo tanto, todo parecería respetar el devenir tradicional de un cuento infantil sin demasiadas complicaciones y con final feliz..

Sin embargo, de pronto,  ocurre un hecho que permitirá poner de manifiesto cierta manera de proceder de la protagonista y que  replanteará también la cuestión en relación con  los tópicos que deben abordarse dentro de la LIJ.  Al  pequeño pueblo en el que vive Marí llega un viajante forastero que comienza a acosar a la joven para que ella le entregue “cierta aguja enhebrada con cierta hebra infinita”.

Con la aparición de este señor,  y ante las innumerables propuestas que podrían tentar a cualquier joven inocente, Marí decide enfrentársele y opta por el camino que la conduce a la lucha de su dignidad. y que hará posible, entonces, confirmar que la literatura de Laura Devetach no es sólo una suma de historias bonitas y tranquilizadoras sino una inquietante poética que traspasa los límites del terreno de la LIJ para transformarse en una poética de la liberación.

Porque, claro, los personajes de Laura Devetach no respetan los lugares comunes de la literatura infantil y esto es, justamente, lo que la hace única. María María María es una mujer que lucha por sus derechos y a partir de quien es posible pensar  la presencia, dentro del campo de la LIJ, de problemáticas tan complejas como  las vinculadas con  la violencia de género. La novela reproduce de manera acertada lo que ocurre en determinadas situaciones en las que la sociedad se vuelve cómplice del victimario y calla hablando por lo bajo.

El chisme ocupa un rol central, puesto que es a partir de habladurías que este señor comienza a insistir a Marí para que ella le entregue la hebra infinita. De este modo el pueblo actúa, a modo de coro griego,  casi como un personaje más que opina y comenta desde la marginalidad, desde el chisme, volviéndose  cómplice del hombre flaco que ya a esta altura, se sabe, es el diablo. Marí se diferencia del resto del pueblo por su manera de proceder: ella no participa de los chismes,  no espía por la ventana la vida de los demás; ella toma decisiones y actúa. 

Es así como finalmente, rebelándose y organizando al resto de las mujeres que, al parecer son sus alumnas no sólo en la costura sino en la vida, María María María halla la  manera de reivindicarse como mujer libre, y una tarde en la que el viento “hizo revolotear los pequeños hilos que sobraron de las agujas de Marí” y en la que “más de un pájaro con sueño recogió alguno para reforzar su nido”  decide enfrentarse sin miedos al hombre diablo, en ese pueblo por el que también pasó un poeta llamado Juan (que no es otro que nuestro querido Juan Gelman) quien escribió un poema para atar el último hilo de la historia.

María, María María es una mujer que lucha  y eso vuelve a esta novela un canto a las mujeres de armas tomar y hace de la literatura infantil un lugar de resistencia.

Alma Rodríguez

Espacio LIJ La Nube

Reseña de «Todo cabe en un jarrito», de Laura Devetach e ilustraciones de Mariana Ruiz Johnson – Ed. SM

Laura Devetach

Ilustraciones de Mariana Ruiz Johnson

SM

(Primeros lectores)

2012

 

El libro reúne dos cuentos orientados a primeros lectores. El primero de los textos, que da título al libro, nos transporta a un viaje fantástico dentro de un jarrito. ¿Todo cabe en un jarrito? En el amplio margen de posibilidades que brinda la literatura fantástica, esto es posible. Conocemos a la Viejita de un solo diente: así es presentada la protagonista por el narrador. Ubicada en un contexto de  escasez económica a orillas del río Paraná su vida transcurre con humildad y gesto solidario hacia el mundo que la rodea.

“Su rancho era de barro y el techo de paja tenía un flequillo largo que apenas si dejaba ver la puerta y las dos ventanas del tamaño de un cuaderno.”

Vive sola pero la puerta abierta de su casa permite que muchos vengan a visitarla y le brinden afecto y compañía con la ternura del mate que convoca intimidad y confianza.

Algunas veces sucedió que en las tardecitas calientes se juntaban todos: perros, gatos, loros, chicharras, vecinos de a pie o a caballo, vaquitas de San Antonio que se dormían en la higuera y malones de mosquitos que cantaban y querían comer.”

La palabra todos establece una igualdad entre personas y animales que ocupan en el enunciado espacios que construyen un escenario mágico que precede y orienta al lector en los acontecimientos mágicos que están por suceder. Llega la inundación, la vida de todos corre peligro y el rancho de la Viejita de un solo diente, se presenta como refugio seguro.

“Y así fueron llegando el pavo, el chancho, la chancha y los chanchitos, un tatú mulita, dos ovejas y todos los socios más chicos: pulgas, piojos y garrapatas.”

Y aquí aparece el jarrito de mate cocido como nave salvadora en la que podrán ocupar un lugar los refugiados, a pesar de tratarse justamente de un envase muy pequeño. Es una nueva arca de Noé y allí reunidos encontrarán las lanchas que realizan salvatajes cuando las aguas enloquecen y todo lo invaden.

Lo fantástico cargado de poesía nos transporta, nos incluye como lectores, y nos vuelve más humanos porque la salvación solamente es posible en la reunión, que quiebra la amenaza y muestra cada vez la voz de una viejita que nos recuerda…

-“Todo cabe en un jarrito si se sabe acomodar.”

“La fiesta del Chtzzzz

El segundo cuento del libro rinde homenaje a las fiestas puebleras, a esos bailes y cantos que siguen naciendo lejos de las grandes urbes, cerca del hombre y la mujer, que con amor fabrican sus sueños, sus alegrías para ellos, para sus hijos.

El texto se presenta con el enunciado de los cuentos tradicionales:

“Hace muchos, muchos años en un lugar lejano, se celebraba la gran fiesta del Chtzzzzzzz.

El festejo se organizaba lejos del pueblo, en una llanura amarilla y verde, del otro lado de la montaña.”

Los organizadores deben ir y venir para obtener todo lo que  necesitan para la fiesta: ramas, fósforos para encender el fuego, piedras que servirán para que cada cual se siente alrededor de la fogata. Y también convocan historias para contarse. Cuando la fiesta cuentera termine, cargarán agua, apagarán el fuego, volverán a sus hogares.

La repetición del verbo caminar, como fórmula mágica, otorga movimiento a todo el relato y se hacen visibles los actores del festejo en su labor de reunir todo lo imprescindible para el encuentro.

“Camina que caminarás dejaron sus cocinas abrigadas, cruzaron el bosque, la montaña, el río y el precipicio.”

“Camina que caminarás, cruzaron el precipicio, el río, la montaña y pararon en el bosque para juntar ramas secas”

De esta manera el relato se va transformando en una alegoría de la historia de la humanidad, de un pasado que se recrea en el presente de quienes conservan la costumbre de la reunión cuentera. Imaginamos reuniones así desde hace miles de años, y allí, alrededor del fuego, el milagro de la literatura, como una necesidad humana de contar y de escuchar.

El narrador se incluye en el cuento y lo vuelve colectivo, lo transforma en sueño y en poesía:

Yo crucé la ciudad y casi todo el mundo y llevé la historia para contar alrededor del fuego.”

Ese “yo” poético es el lugar del escritor, también del narrador, del que va y viene con ramas y fósforos para prender la hoguera y darle sentido a la existencia.

Lidia Blanco. Investigadora y crítica literaria

Coordinadora del Espacio LIJ La Nube.

Reseña de -«Cuento escondido», de Laura Devetach (texto) y O´Kif (ilustraciones) – Ed. SM

Cuando la puerta se abre a otras realidades posibles

Reseña de Cuento escondido

Laura Devetach

Ilustraciones de O´Kif

SM

2007

(El barco de vapor, Los piratas)

ISBN 978-987-573-120-2

 

 

(…) Pero eso sí, primero hay que abrir la puerta para ir a jugar.

Gustavo Roldán, El lugar de los cuentos[1]

 

Texto poético especialmente atravesado por la impronta de lo fantástico y en el cual se manifiesta en toda su dimensión la poética de Laura Devetach que revela su visión del mundo y de la infancia.

Un paratexto nos dice a quién está dedicado este libro: “Encontré este cuento debajo de las pestañas de Marianita”. En la hoja siguiente se inicia el poema con la fórmula tradicional de apertura de los cuentos: “Había una vez”.

“Había una vez un cuento tan chiquito

que podía esconderse debajo de una pestaña.”

 Transgresora por excelencia, a partir de un hecho común en la vida de los más chicos como es el llanto, la autora abre todas las puertas de la imaginación  invitando a los pequeños lectores a jugar: el cuento escondido se hace poema y la vida se transforma en una explosión de sonidos e imágenes. Interrelación entre el mundo real y el imaginario, intertextualidades con su propia obra, la importancia de las historias pequeñas y la ruptura contra el orden hegemónico se despliegan en este libro por el que navegan barcos que llevan marineros, bailarinas, mandarinas, tragafuegos y todo un universo que deslumbra y se vuelve extraordinario.

La estructura del poema se fundamenta en la enumeración encadenada y acumulativa de sustantivos y, también, algunos adjetivos que dan rienda suelta al sinsentido, al disparate, a la ternura, a una multiplicidad de lecturas y de historias mínimas que navegan libremente por el mar de la  imaginación.

Según la editorial, el libro está recomendado para empezar a leer y por ello la tipografía se presenta en imprenta mayúscula. Esta recomendación se amplía a niños más pequeños quienes tienen una estrecha vinculación con los objetos en la exploración del mundo que se presenta ante ellos inconmensurable. La autora plantea una combinación de palabras conocidas por los chicos y otras no tanto que evocan un sinfín de imágenes y sonoridades poéticas que transgreden cualquier orden de lo real, convocándolos a la experiencia estética del lenguaje, al descubrimiento de la literatura, a la curiosidad y la ampliación de la capacidad de asombro. Por otra parte, genera una ruptura total con el discurso monocorde y esperable que abunda en muchos libros destinados a los pequeños lectores en los cuales, aún hoy en día, impera la bajada pedagógica y moralizante. En Cuento escondido, la multiplicidad de sentidos que se dispara en su lectura da la bienvenida a lo inesperado en un espacio lúdico-poético en total libertad.

Merece un comentario especial el trabajo realizado por O´Kif que está sinfónicamente integrado al texto de Laura Devetach al igual que el diseño editorial: sonidos y colores se fusionan invitando a los chicos a descubrir los caminos más diversos del imaginario. Las ilustraciones sugieren y amplían los sentidos incluso en las páginas en las que no hay texto.

Quienes hayan leído otros libros de la autora observarán la feliz recurrencia a referirse a los lugares muy pequeños en los que se guarda –o de los que aflora- un reservorio de tesoros innumerables y misterios desconocidos. Vale mencionar, por ejemplo, “La plaza del piolín” en el cual una niña lleva en su bolsillo un ovillo con las calles de su pueblo o “Todo cabe en un jarrito” en el cual su protagonista dice “todo cabe en un jarrito si se sabe acomodar”.

Así como el texto se inicia con el tradicional Había una vez, su final también se plantea como una fórmula de cierre:

«Porque este cuento está acabando de acabar,

con su mar,

con sus barcos,

con su sal».

Todos los miedos y los dolores más grandes pueden habitar el alma y las lágrimas de un niño y toda la desmesura y la diversidad del mundo pueden esconderse en un cuento chiquito, pueden caber en un jarrito, en un bolsillo o en “una caja llena de”. El poema narrativo llegó a su fin pero Laura nos ha cobijado con su ternura y su poesía, nos ha sostenido en la palabra y ha abierto las puertas a la experiencia literaria en libertad, esa que felizmente no acaba nunca de acabar si de chiquitos nos dan la oportunidad de leer a autoras como ella.

Alejandra Moglia

Espacio LIJ La Nube

[i] Roldán, Gustavo. Para encontrar un tigre: la aventura de leer. Córdoba : Comunicarte, 2011, p. 29

Una lectura de «La mirada del camaleón», de Iván Pittaluga

Caminarán por los corazones de los hombres, sentirán sus dolores, beberán sus lágrimas. (Pittaluga, p. 220).

El camaleón es un reptil escamoso que tiene la particularidad de cambiar de color según las circunstancias lo que le permite camuflarse en el medio en donde se encuentra. Se suma a esto la particular característica de sus ojos cuya lente es divergente, es decir que puede dirigirlos a puntos diferentes. Es por ello que se dice que  el camaleón es símbolo de transformación, con un ojo mira el pasado y con el otro el futuro.

La mirada del camaleón es una novela escrita por Iván Pittaluga y editada en 2015 por el sello Montena en su serie Infinita. La misma aborda la violencia escolar y su incidencia en el protagonista, un chico de 14 años que es víctima de bullying.

Como muchos adolescentes Nacho Nolte se siente inseguro de sí mismo, no le gustan su cara y su cuerpo, se siente torpe,  fracasado e incomprendido. El problema es que debido al hostigamiento sistemático que sufre en la escuela su subjetividad está extremadamente vulnerada y le invaden la angustia y muchas veces el rencor hacia quienes lo rodean. El chico se ve sometido no sólo a las agresiones de tres compañeros de clase sino a la indiferencia del resto del curso y a las injusticias cometidas por los adultos que deberían darle contención. 

Por una circunstancia que en principio supone fortuita y vinculada a las redes sociales, Nacho entra en contacto con un grupo de personas desconocidas que le ofrecen la posibilidad de dejar de ser quien es y vivir otras vidas exitosas para desprenderse de su angustia y sentimiento de fracaso.

A partir de una piedra con forma de camaleón con poderes esotéricos el joven protagonista tendrá la posibilidad de transmutar su yo en otras personas y vivir en sus cuerpos el tiempo que desee, llevando vidas completamente diferentes a la suya. Es por ello que pasará por una serie de circunstancias impensadas en su agobiante y rutinaria cotidianeidad que lo pondrán frente a complejas disyuntivas morales para terminar convirtiéndose en un actor fundamental en la eterna lucha entre el bien y el mal.

En relación al narrador, María Teresa Andruetto (2009) sostiene que “el punto de vista está constituido por la siempre particular voz que narra, por la distancia, vinculación, grado de compromiso y ángulo de mirada que el narrador tiene con respecto a lo narrado”. En el caso de esta novela, hay un narrador en tercera persona que focaliza permanentemente en el protagonista y su perspectiva. Sabe lo que piensa, desea y siente e incluso se apropia de cierto lenguaje adolescente, muy especialmente en lo referido a los apodos.

“Las primeras dos horas tuvieron clase de Matemática con la Bruja Gentiletti”. (Pittaluga, p. 23)

Además de la voz del narrador, el autor presenta las voces de los personajes por medio de diálogos que los caracterizan.

La mirada del camaleón es una novela de iniciación. Dice María Teresa Andruetto (2003) que en la novela de formación, el personaje se construye a sí mismo en el tránsito y su heroicidad comienza a avizorarse ante una carencia. A partir de su subjetividad vulnerada Nacho Nolte comienza un viaje incierto que lo enfrenta a intensas luchas internas y  peligros inminentes que le obligarán a tomar una decisión fundamental con respecto a su vida iniciando un verdadero proceso de transformación y crecimiento personal a partir del cual podrá resignificar las relaciones con los otros.

El autor ha trabajado, además, en torno a intertextualidades y referencias a obras literarias clásicas como, por ejemplo, El señor de las moscas de William Golding o El extraño caso del doctor Jekyll y Mister Hyde de Stevenson, desafíando al lector para que reponga los espacios vacíos del texto y lo resignifique. Por otra parte, si bien el protagonista no se parece al rebelde Holden Caulfield creado por Salinger, sí podríamos decir que comparte con él su mirada con respecto al mundo de los adultos que se manifiesta como el gran antagonista de Nacho Nolte: los adultos no comprenden su angustia, su sensibilidad, su sufrimiento, no saben lo que le pasa o no les interesa. Se manejan de manera hipócrita y estereotipada. Hay un agravante terrible y es que un profesor de la escuela incentiva el acoso que él sufre a través de burlas y calificativos inadmisibles hecho que debiera implicar tanto la condena social como una sanción de carácter legal. Sin embargo, esto no sucede.

Rimoldi, imitando la voz de Ignacio, le dijo en voz alta:

-Nacho, Nacho, me parece que sos poco macho.

Sus compañeros estallaron en carcajadas. Satisfecho de su éxito, Rimoldi lo dejó salir. Nacho debió soportar cargadas y manotazos hasta que llegó a la calle. Se alejó de ellos lo más rápido que pudo. Todavía temblando, se dirigió a la parada de colectivos. (Pittaluga, p. 12).

Con el correr de la historia algunos de esos adultos irán tomando conciencia y haciendo un mea culpa de sus actos y omisiones que han sido tan perjudiciales y dolorosas para el chico. La única excepción dentro de este mundo hostil es Dondo, el bibliotecario de la escuela, quien desde un primer momento escucha al adolescente y le ofrece su ayuda, transformándose en un sostén muy importante para él muy especialmente porque entre ellos se ha generado un vínculo muy fuerte de confianza.

Es muy interesante la propuesta del autor, ya que a diferencia de otros textos literarios que abordan la temática del acoso escolar, en éste en particular se introduce el elemento fantástico para dar rienda suelta a una historia en la que convergen las problemáticas adolescentes, la violencia escolar, las tensiones con el mundo adulto  y los planteos éticos esenciales junto a secretos milenarios vinculados a los antiguos egipcios y a la búsqueda de la inmortalidad dando origen a un relato con ingredientes de suspenso y, también, de misterio en el que lo fantástico surge en el medio de la cotidianeidad y no se manifiesta totalmente escindido de la realidad. ♦ Alejandra Moglia. 

Corpus literario

Pittaluga, Iván. (2015). La mirada del camaleón. –Buenos Aires : Montena. (Serie infinita).

Bibliografía

ANDRUETTO, María Teresa. (2009). “Algunas cuestiones sobre la voz narrativa y el punto de vista”. En: HACIA una literatura sin adjetivos. Córdoba : Comunicarte (La ventana indiscreta).

ANDRUETTO, María Teresa (2003). “Pasajero en tránsito”.  En: Revista Imaginaria, 17 de septiembre de 2003. Disponible en: http://www.imaginaria.com.ar/11/1/andruetto2.htm

LLUCH, Gemma. (2004). Cómo analizamos relatos infantiles y juveniles. Bogotá: Norma. (Catalejo).

Una lectura de «Tres espejos», de Sebastián Vargas

Una lectura de Tres espejos, de Sebastián Vargas

Alejandra Moglia

Este trabajo propone una lectura de la obra Tres Espejos, de Sebastián Vargas a partir de una serie de reflexiones que intentan abordar algunos de los desafíos que la misma plantea a los lectores. Para ello reflexionaremos sobre  el campo de la literatura juvenil y algunos aspectos del análisis discursivo de la obra.

 

En torno al campo de la literatura juvenil

Al consultar los catálogos de las editoriales en relación a las obras dirigidas a los adolescentes, observamos amplias ofertas de libros que abordan problemáticas que se vinculan directamente con las vivencias y el mundo real que les rodea.

Gemma Lluch (2004) utiliza el término psicoliteratura para nombrar un “género dirigido sobre todo al público juvenil (…) que marca unas normas de conducta bien desde la denuncia o bien desde los efectos negativos que tienen en los personajes que no las siguen, y que explica unos sentimientos comunes a la etapa adolescente o muestra la realidad de algunos adultos”.

Es interesante, entonces, considerar el análisis que hacen Cañón y Stapich (2011) con respecto a las características de este campo en la Argentina: mientras en los 90 el corpus publicado como juvenil respondía, en líneas generales, a la psicoliteratura, en la actualidad, la producción y circulación de libros resultan más heterogéneos. Las autoras los denominan libros de borde “por hallarse en una zona híbrida” que “si no fuera por la presencia de marcas paratextuales tanto podrían dirigirse a un lector adolescente o a uno adulto”.

En el marco de dicha heterogeneidad, Cañón y Stapich focalizan en cuatro casos de obras publicadas para los jóvenes:

  • Las que abordan temáticas vinculadas a hechos históricos como, por ejemplo, la última dictadura militar. (El mar y la serpiente, de Paula Bombara; Piedra, papel y tijera, de Inés Garland; El año de la vaca, de Márgara Averbach; Manuela en el umbral, de Mercedes Pérez Sabbi, etc.)
  • Las que abordan nuevas representaciones de infancia y adolescencia en el marco de lo que las autoras denominan “ciclo post crisis de 2001”. (Perros de nadie, de Esteban Valentino; El país de Juan, de María Teresan Andruetto, entre otros).
  • Las que se enmarcan dentro del género fantasía heroica o fantasy, es decir las sagas latinoamericanas (La saga de los confines, de Liliana Bodoc; Historia de los cuatro rumbos, de Márgara Averbach.)
  • Los libros-álbum (El incendio, de María Teresa Andruetto, etc.)

Lidia Blanco (2013) también hace referencia a la diversidad del campo al abordar una variedad de autores y temáticas, sumando aquellas cuyas historias construyen la memoria y la identidad y  las que recuperan las voces ancestrales de los pueblos originarios.

En relación a la literatura juvenil actual señala lo siguiente:

“(…) tanto en nuestro país como en otros de América y de Europa, incluye obras literarias en las que se presentan personajes adolescentes que deben atravesar situaciones conflictivas que no siempre tienen de parte del mundo adulto, una adecuada contención. O al menos aparecen en la ficción adultos con diferentes actitudes, a veces de acompañamiento y de compromiso, y otras de distancia o de negación”.[1]

En el marco de este campo heterogéneo y con tensiones diversas, SM publica en 2013 la obra Tres espejos: Luna y Tres espejos. Espada, de Sebastián Vargas luego de haber resultado ganadora del Premio El barco de Vapor 2012. Por esta razón, dicha obra forma parte de la colección El barco de vapor, serie roja.

Tres espejos: un texto desafiante

Marcela Carranza (2007) propone ofrecer a los chicos “textos desafiantes, que pongan en jaque sus anteriores experiencias con los textos” lo que implica alejarse “indefectiblemente de un principio muy generalizado en el ámbito pedagógico: empezar desde los saberes previos del alumno”.

Dice Carranza

“Elegir los libros porque el mundo representado responde a lo supuestamente cercano al niño significa como contrapartida descartar un gran número de textos, autores, géneros por resultar (supuestamente) ‘ajenos’ al niño. A nuestro entender el movimiento no debe ser centrípeto sino centrífugo, partir de la confianza en las posibilidades imaginativas de los niños, en sus capacidades para manejar lo novedoso, para construir y pensar mundos posibles”.

Carranza cita a Michèle Petit quien señala que es “erróneo pensar la selección de textos en términos de necesidades o expectativas”. Por el contrario es apropiado apelar al interés que los jóvenes sienten por lo exótico y los mundos lejanos. La literatura juvenil se constituye así en una oportunidad para que los adolescentes visiten otros territorios, experimenten la otredad y amplíen su visión del mundo.

Como dice Lidia Blanco (2014):

“En la lectura de obras de ficción el lector puede visitar otros territorios, conversar con seres desconocidos que le propongan una tarea impensada: envidiar el amor que une a dos que habitan esas páginas. Se llama proceso de identificación, y cuando ese milagro se produce, cuando hay un ingreso vital a un texto, las vivencias de esos Otros se convierten en referentes de los sistemas de vida, otras formas de amar y de recorrer el camino. Esa ha sido y seguirá siendo la función de la literatura, y en el tema que nos reúne [la literatura juvenil], es bueno seleccionar textos que pongan luz donde hay oscuridad. Luz para pensar en otra vida diferente”.

En Tres espejos, el lenguaje tiene un gran espesor semántico gracias a su poetización. Los recursos y estrategias utilizados por el escritor -relaciones intertextuales, metaficción, elección de la voz narrativa, caracterización de los personajes, problematización en torno al género- provocan al lector y le generan una serie de desafíos en cuanto a su lectura y también en cuanto a su mediación, evidenciándose lo señalado por Lidia Blanco (2014):

“El lenguaje como creación artística, el universo cultural enraizado en el texto, el vuelo hacia un espacio en el que actúan seres inexistentes, pero que espejan en sus actos, los actos que le gustaría llevar a cabo cada lector”.

Sinopsis argumental

Tres Espejos narra la historia de amor entre Yue y Jian,  dos jóvenes campesinos de la Antigua China que deben separarse a causa de la guerra. Antes de que eso suceda, Yue parte en dos su pequeño cuenco de bronce y le da una mitad a Jian. Como pacto de amor, los jóvenes prometen conservar ese medio espejo y reencontrarse en la gran ciudad de Nanjing durante la Fiesta de los Faroles. Sin embargo, las cosas no suceden como ellos planean y vivirán una serie de aventuras y desventuras que los llevará a lugares inesperados. El amor y el deseo del reencuentro serán el impulso que los transformará en héroes.

Una obra, dos libros

Para abordar esta cuestión nos enfocaremos en los paratextos. Gemma Lluch (2004) los analiza basándose en el desarrollo realizado por Gérard Genette, quien los considera como una puerta de entrada, de transición y de transacción al texto. La autora señala que los paratextos tienen la finalidad de dar a conocer el libro a dos tipos de públicos: el que lee y el que recomienda.

Para Maite Alvarado (2006) la categoría de paratexto “es propia del mundo gráfico, ya que descansa sobre la espacialidad y el carácter perdurable de la escritura”. Las operaciones paratextuales son aquellas que se dirigen a darle legibilidad al texto.  En el caso del paratexto icónico (formato, tapa, tipografía, ilustraciones, diagramación, etc.) la responsabilidad es generalmente del editor, mientras que en el paratexto verbal puede ser tanto del editor como del autor.

Como mediadores, al acercarnos a la obra Tres Espejos observamos que la misma está publicada en dos libros. ¿Estamos frente a una obra en dos volúmenes o en dos tomos[2]? ¿Con cuál de los libros hay que comenzar la lectura? ¿Uno narra una historia y el otro su continuación? Desde el primer contacto con la obra ya nos moviliza y nos lleva a formularnos una serie de preguntas.  Tengamos presente que son muchos los adolescentes que leen sagas conformadas por libros que se han publicado con una diferencia de tiempo entre uno y otro y que, además, tienen una continuidad. En este caso, estamos frente a una obra conformada por dos libros que juntos completan una historia pero que pueden ser leídos independientemente uno del otro.

Vale la pena citar a Roger Chartier (1994):

Los autores no escriben libros: no, escriben textos que se transforman en objetos escritos, manuscritos, grabados, impresos (hoy electrónicos). Esta distancia, que es justamente el espacio en el que se construye el sentido, ha sido olvidada demasiado a menudo, no sólo por la historia literaria clásica que piensa a la obra como un texto abstracto cuyas formas tipográficas no tienen importancia, sino incluso por la «estética de la recepción», que postula, pese a su deseo de historiar la experiencia que hacen los lectores de las obras, una relación pura e inmediata entre las «señales» emitidas por el texto que juegan con las convenciones literarias aceptadas- y el «horizonte de expectativas» del público al que están dirigidas. En tal perspectiva, el «efecto producido» no depende en modo alguno de las formas materiales que vehiculizan al texto.» Sin embargo, también contribuyen plenamente a modelar las anticipaciones del lector y a apelar a nuevos públicos o a usos inéditos.

Henos aquí, por lo tanto, nuevamente frente a nuestro triángulo de partida, definido por la relación anudada entre el texto, el libro y la lectura”.

La decisión editorial de publicarla de esta forma marca un quiebre, una diferencia importante con el resto de las obras dirigidas a los adolescentes, a la vez que les plantea un desafío de lectura, ya que puede leerse primero un libro y luego el otro, pueden leerse ambos a la vez intercalando los capítulos o leerse sólo uno de los libros. En cualquiera de las situaciones de lectura estamos frente a la misma historia. Más adelante veremos que lo que cambia es el discurso desde la perspectiva del narrador.

Si leemos la sinopsis argumental de Tres Espejos. Luna, al final se señala:

Esta historia se completa, como las dos mitades de un espejo partido, con el libro Tres espejos. Espada.

Esto se repite en el otro libro, naturalmente haciendo referencia a Tres espejos. Luna. Hay, además, un paratexto en cada uno de los libros que pone en aviso al lector sobre esta cuestión:

“Esta obra, que está integrada por dos libros – Tres Espejos. Luna y Tres Espejos. Espada-, puede leerse de diferentes modos: en forma independiente en cualquier orden, en forma alternada (como lo refleja la numeración de los capítulos) o solamente leer uno de los libros.”.

Cada uno de los libros está organizado en 14 capítulos. Su lectura alternada puede realizarse porque los capítulos de Tres espejos. Luna y Tres espejos. Espada están estructurados de tal manera que se complementan: mientras los del primer libro citado tienen numeración impar, los del segundo tienen numeración par. 

Las ilustraciones de tapa

Siguiendo con los paratextos icónicos, en ambos libros las ilustraciones abarcan las tapas en forma casi completa. Las mismas fueron realizadas por el artista Poly Bernatene. Al observar las dos ilustraciones de las tapas juntas no hay duda de que, al igual que el Yin- Yang, ambas se completan.

Estamos frente a una obra que desde sus paratextos icónicos y verbales –debemos considerar los títulos- provoca al lector, posibilitando y ampliando anticipaciones sobre la historia, y, también, generando debates y las reflexiones sobre ese texto que está por leerse.

El narrador

Como señala Andruetto (2009), el narrador es “la conciencia del relato a través de la cual pasan los hechos”, la ideología en un sentido más amplio, dice la autora, y como tal  “da cuenta de su particular modo de ver los hechos”. Si comenzamos la lectura de la obra a partir de Tres espejos. Luna, nos encontraremos con un prólogo en el cual un narrador en primera persona presenta la historia a los lectores. Este narrador se dirige a ellos en un tono íntimo y cálido, generando un espacio de complicidad al que los convoca:

“La historia que voy a contarles transcurrió en un país lejano, hace muchísimos años. Por eso es difícil saber con certeza si es verdadera o tan solo un cuento destinado a entretener a los aburridos”.

El narrador ubica al relato en un marco de leyenda en el que subyacen estrategias metaficcionales para plantear una serie de cuestiones sobre las relaciones que se establecen entre la ficción, la realidad y el pacto de lectura.

“Quien me contó esta historia creía en ella con todo su corazón. Cuando hablaba de los tres espejos, los largos caminos, los barcos piratas y las maravillosas ciudades de la antigua China, los ojos le brillaban y su voz adquiría el mismo tono, emocionado y seguro, que cuando decía cosas extremadamente ciertas, necesarias, indudables: la misma voz serena que cuando me decía ‘Te quiero’.”

La interacción entre el marco de leyenda y lo metaficcional aparece también al final del libro Tres espejos. Luna, vuelve a aparecer al comienzo del primer capítulo de Tres espejos. Espada para reaparecer de una manera más extendida en su epílogo, profundizando de esta manera las relaciones entre la ficción y la realidad, y entre la literatura y la vida.

En el resto de los capítulos, la voz narrativa está en tercera persona. Nos encontramos frente a un narrador que focaliza en el protagonista que da título a cada libro y así como sabe qué dice, qué hace, qué piensa y qué siente, carece de todo tipo de información sobre el otro protagonista. Junto a la voz del narrador, están las de los personajes cuya polifonía se manifiesta a través de los diálogos.

Entendemos que el trabajo realizado por el autor con respecto a las voces narrativas enriquece la polisemia de la obra, revela una multiplicidad de significados sin nombrarlos y complejiza su estructura con la impronta metaficcional.

En cuanto a los géneros

Según Bajtin (1982), en la novela de aprendizaje

“el héroe debe aprender no sólo datos concretos sobre el funcionamiento del mundo, sino también quién es él y dónde debe situarse para sacar mayor provecho de sus experiencias. El aprendizaje concierne así a la vida anterior, los sueños, las ambiciones y los deseos”.

Podemos afirmar que Tres espejos es una novela de aprendizaje o iniciación. Este tipo de novela tiene como protagonista a una persona, generalmente niño o joven, que a lo largo del texto vive una serie de situaciones que le generan un aprendizaje, una maduración que lo encamina a la adultez. Como sostiene María Teresa Andruetto (2003), en la novela de formación, el personaje se construye a sí mismo en el tránsito y su heroicidad comienza a avizorarse ante una carencia. “Como en el comienzo de los tiempos, deberá sortear pruebas. No tres, no siete, sino cientos de pequeñas pruebas hasta llegar a ese centro preciado e ilusorio que es el encuentro de cada uno consigo”, dice la autora. Así se construyen los protagonistas de Tres espejos quienes comienzan a perfilarse como héroes a partir del desarraigo y la separación. Ellos deben superar innumerables pruebas hasta llegar no sólo al encuentro de sí mismos sino también al encuentro del otro ser amado.

Debemos decir, también, –siguiendo a Daniel Link (2003)- que nuestras matrices de percepción decodificaron un relato de aventuras: la Antigua China –que nos habla de un tiempo muy lejano y de una tierra exótica-, los piratas a bordo del Ceja Verde, los viajes y desafíos que viven los protagonistas, algunas intertextualidades que completan lo indeterminado del texto nos hacen pensar que estamos frente a este tipo de relato. El autor subvierte ciertos códigos en relación a los géneros literarios provocando rupturas que terminan por poner en crisis algunas de las matrices perceptivas del lector. Aun cuando éste sepa que el narrador de Tres Espejos no es el narrador de un relato maravilloso y que no estamos frente a un relato de estas características, hay un tono lejano que evoca los cuentos de hadas.

“La historia que voy a contarles transcurrió en un país lejano, hace muchísimos años”.

Recordemos lo que señala Andruetto (2009) con respecto al tono:

“El tono: estado, sutileza, espiritualidad que el narrador imprime de un modo sutil, casi invisible, como una lluvia de polvo sobre lo narrado”.

Por otra parte, esta historia no sólo trata de Yue y Jian sino de tres espejos -el espejo del monje loco, el espejo de Qi y el cuenco de Yue- que tienen la característica de ser mágicos. Los dos primeros ingresan en el relato como leyendas. La leyenda del espejo del monje loco es relatada por los piratas del Ceja Verde mientras que la del espejo de Qi es introducida por la cocinera Meimai quien se la contaba a Yue:

“Muchas tardes le pidió a Meimai que le volviera a contar esa leyenda, hasta que casi la aprendió de memoria. Siempre Meimai repetía que era una historia real, como real era el espejo de Qi. Muchas veces Yue deseó que en verdad existiera ese maravilloso espejo y poder usarlo, para ver en él otra vez a Jian, saber cómo estaba, confirmar si seguía en Pingyang o ya había emprendido su viaje para buscarla.”

Meimai narra en primera persona la leyenda del espejo de Qi y al final de la misma vuelve a plantear la dicotomía ficción/realidad:

“Y esta es una historia real como todas las que te he contado”.

En este sentido, Meimai repite el mismo planteo del narrador en primera persona, quien también le da un tono de leyenda a la historia que cuenta.

“Lamentablemente, la historia no cuenta nada más de ninguno de los tres espejos. Puede pensarse, por lo tanto, que nunca nadie los volvió a usar y se perdieron en la bruma de los tiempos, hasta que solo fueron una leyenda”.

Dice Andruetto que el tono siempre tiene una relación estrecha con el narrador y su punto de vista y que se manifiesta en “las palabras elegidas y en su especial, particular combinatoria”. Nos encontramos, entonces con una novela de aprendizaje en la que también convive el relato de aventuras y que, por su tono, se inscribe en un marco de leyenda, evocando, además, el cuento de hadas.

Las intertextualidades y la infinitud del texto

Siguiendo a Bajtín (1982), el texto se construye en una relación dialógica con otros textos. Este proceso no implica una fusión sino una resignificación que lo transforma de manera inédita. Tres espejos, gracias a la minuciosidad del trabajo realizado por el autor en cuanto a los géneros y las relaciones intertextuales, interpela al lector para que reponga los espacios vacíos del texto según sus lecturas previas, en términos de Eco (1993), con su enciclopedia lectora.

Para que estas y otras intertextualidades se repongan se requiere no sólo de jóvenes que hayan leído esos otros textos sino de un mediador que trabaje en este sentido y sea capaz de ir tirando de los hilos múltiples de la trama. Las relaciones intertextuales constituyen una urdimbre compleja en la que se tejen nuevas simbolizaciones y resignificaciones de otras obras literarias que van desde el personaje Sandokan de Salgari hasta la Metamorfosis de Ovidio, muy especialmente en lo referido al mito de Narciso y Eco.

“Lleno el cuenco con el agua ahora limpia del arroyo. Los dos esperaron unos segundos a que se aquietara y se fueran formando las imágenes entre las ondas. Como el espejo era bastante pequeño, debieron acercar sus caras. Allí, a través del agua, se vieron. Ella pudo sentir, durante un momento, la mirada de él sobre ella. Ella observó sus ojos francos y profundos”.

La representación del mundo y los personajes

El autor sitúa el relato en la Antigua China. Se trata de un mundo complejo y diverso en el que interactúan seres humanos con virtudes y debilidades que tienen la particularidad de haber sufrido la guerra. Es por ello que la obra también hace referencia a una serie de cuestiones de carácter social como, por ejemplo, la dificultad de la vida en tiempos de guerra y las penurias pasadas por la población. El desamparo, la pobreza, la falta de trabajo aquejan a los habitantes, poniéndolos frente a situaciones límites que algunos no pueden superar fácilmente.

El mundo representado por el autor también tiene una impronta épica, representada por las acciones llevadas a cabo por los personajes, acciones que son tanto heroicas como humanas.

Como ya señalamos, el autor ha elegido como protagonistas de su relato a dos jóvenes campesinos que, haciendo frente a las circunstancias adversas, se transforman en héroes de su propio destino. Los jóvenes transitan por mundos muy opuestos, y en cada uno de esos mundos interactúa lo bueno y lo malo. El autor destaca el costado humano de los personajes y no recae en estereotipos y lugares comunes.

Los jóvenes ante el desafío del amor

Como ya hemos señalado, Tres espadas cuenta una historia de amor. Según Zygmunt Bauman (2014), no hay amor posible sin humildad y coraje. Para este autor “se requieren ambas cualidades, en cantidades enormes y constantemente renovadas, cada vez que uno entra en un territorio inexplorado y sin mapas, y cuando se produce el amor entre dos o más seres humanos, éstos se internan en un terreno desconocido”.

Justamente humildad y coraje son dos cualidades que caracterizan a los jóvenes protagonistas de esta historia. Ellos tuvieron que adentrarse en un mundo desconocido tras el alejamiento forzoso de su pueblo natal pero también se internaron en el terreno desconocido del amor, un territorio atravesado por la incertidumbre. A partir de la separación a causa de la guerra y ante los sufrimientos padecidos esas cualidades mencionadas por Bauman se multiplican y comienzan su proceso de renovación.

El autor aborda la cuestión de la ausencia como una presencia que se manifiesta en el recuerdo permanente del otro, recuerdo que se constituye en una fuerza interior para continuar el camino, y también la cuestión del dolor que implica el no saber nada sobre el ausente, qué le pasa, qué siente, dónde y cómo está.

Con el paso del tiempo, ese no saber qué fue del otro se va haciendo cada vez más doloroso, a la vez que esa ausencia se va haciendo una presencia cada vez más potente en el pensamiento y en el deseo del reencuentro. A pesar de las dificultades y las dudas que brotan en diferentes circunstancias, a pesar de sentirse incompletos sin el otro, los jóvenes siguen en la búsqueda de poder concretar ese amor que sigue intacto y dando batalla.  Ante las encrucijadas y los cantos de sirena, los jóvenes eligen la incerteza y la inseguridad que les ofrece ese amor que sienten y defienden.

Decíamos en párrafos anteriores que la obra intertextualiza con el mito de Narciso incluido en la Metamorfosis de Ovidio, resignificándolo.  Jian y Yue se reconocieron en el otro y ese otro les reveló su propia alma. Ante la separación forzosa no actuaron pasivamente, por el contrario salieron a lo desconocido, tomando decisiones, haciéndose cargo de las circunstancias y con la convicción vital de seguir avanzando y reencontrarse.

Dice Fromm (2013) que “el coraje de la desesperación es lo contrario del coraje del amor, tal como la fe en el poder es lo opuesto a la fe en la vida”.

A pesar de las adversidades, Yue y Jian no se hunden en la desesperación y la inacción y avanzan con coraje hacia una meta que parece imposible de concretar. Ellos son jóvenes capaces de renunciar a la comodidad, la seguridad, el poder, el bienestar y las riquezas para continuar en la búsqueda del amor y concretar el sueño del reencuentro.

Conclusiones

Tres Espejos es una obra desafiante que interpela al lector y lo hace poniendo la literatura, el lenguaje en primer plano a diferencia de otros textos  que, como sostiene Lidia Blanco[3], por medio de tramas lineales y personajes y situaciones estereotipadas instrumentan un realismo que se presume como única verdad.

Su lectura propone a los lectores sumergirse en una narrativa poseedora de un lenguaje con gran espesor semántico gracias a su poetización, con una serie de recursos y estrategias que la complejizan y enriquecen. Se suma, además, la decisión de su publicación en dos libros que plantea diferentes abordajes de lectura como también el trabajo realizado con los paratextos.

Pero esta novela lo interpela, además, porque está atravesada por simbolizaciones, analogías, enigmas, metáforas, comparaciones que tejen una compleja trama conformada por una multiplicidad de hilos que la destacan por su fuerte carácter polisémico.

María Teresa Andruetto[4] (2003) define la escritura como movimiento, como camino para quien escribe y para quien lee. “Camino, migración de un sitio a otro”, dice la autora. Eso es lo que también hace el lector a través de la lectura literaria. Eso es lo que hicieron los protagonistas de Tres Espejos para seguir viviendo, para seguir buscándose interiormente y buscando el amor hasta encontrarlo.

Literatura. Vida. Amor. Lectura.

Literatura como espejo, como revelación.

Consideramos que Tres espejos aborda el amor en toda su dimensión, estableciendo paralelos y analogías con los actos de lectura y escritura. El autor ha sido artífice de una obra que conmueve por su estética y creatividad, invitando a los lectores a atravesar el espejo de lo imaginario y moverse de los lugares comunes promovidos desde lo mediático. Estamos ante una obra que propone mirar el mundo desde el espejo de la literatura, desde el extrañamiento del arte.

En Tres espejos, la escritura de Sebastián Vargas recupera para el adolescente (y para todos los lectores en general) un espacio común en donde la palabra poética es luz y abrigo,  reparación y transformación.

 

——————————————————-

[1] Blanco, Lidia. Seminario de literatura juvenil de autores argentinos. “Narrativa juvenil: un desafío para el mediador”.  Segunda Clase.  Dictado en la Asociación La Nube durante el segundo cuatrimestre de 2013.

[2] Ver: “Un tomo ¿es lo mismo que un volumen?”, por José Martínez de Sousa. En: Centro Virtual Cervantes. Disponible en:  http://cvc.cervantes.es/el_rinconete/anteriores/junio_01/15062001_02.htm

[3] Blanco, Lidia. Ob. Cit.

[4] En: “Pasajero en tránsito”, de María Teresa Andruetto. Texto de la ponencia presentada en el I Congreso Internacional de Literatura Infantil y Juvenil organizado por Ce.Pro.Pa.LIJ, Universidad del Comahue, septiembre de 2001.

Corpus literario

VARGAS, Sebastián. (2013). Tres espejos: Espada. Buenos Aires: SM. (El barco de Vapor: serie roja, 28)

VARGAS, Sebastián. (2013). Tres espejos: Luna. Buenos Aires : SM. (El barco de Vapor: serie roja, 27).

 

Bibliografía teórica

ALVARADO, Maite (2006). Paratexto. Buenos Aires: Eudeba.

ANDRUETTO, María Teresa. (2009). “Algunas cuestiones sobre la voz narrativa y el punto de vista”. En: HACIA una literatura sin adjetivos. Córdoba : Comunicarte (La ventana indiscreta).

ANDRUETTO, María Teresa (2003). “Pasajero en tránsito”.  En: Revista Imaginaria, 17 de septiembre de 2003. Disponible en: http://www.imaginaria.com.ar/11/1/andruetto2.htm

BAJTIN, M. (1982) “La novela de aprendizaje y su importancia”. En su: ESTÉTICA de la creación verbal. México: Siglo XXI.

BAUMAN, Zygmunt. (2014). Amor líquido: acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. (Sociología).

BLANCO, Lidia (2014).  La literatura juvenil: un desafío para el mediadorIV Simposio de Literatura Infantil y Juvenil en el Mercosur. Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Disponible en: https://lamemoriayelsol.wordpress.com/2015/01/21/ponencia-la-literatura-juvenil-un-desafio-para-el-mediador-por-lidia-blanco/

BLANCO, Lidia (2013). “Nuevos héroes o heroínas en la literatura para niños y jóvenes”. En: STAPICH, Elena; CAÑÓN, Mila. Para tejer el nido: poéticas de autor en la literatura argentina para niños. Córdoba: Comunicarte.

BLANCO, Lidia. (2014). ¿Qué es la literatura infantil y juvenil?, por Lidia Blanco. Feria del Libro Infantil y Juvenil de Buenos Aires. 30 de julio de 2014. Disponible en: https://lamemoriayelsol.wordpress.com/2014/11/28/conferencia-que-es-la-literatura-infantil-y-juvenil-prof-lidia-blanco/

CAÑÓN, Mila; STAPICH, Elena. (2912) “Acerca de atajos y caminos largos: la literatura  juvenil”. En: El toldo de Astier, N° 4, abril.

CHARTIER, Roger (1994). “Comunidades de lectores”. En su: EL ORDEN de los libros. Barcelona: Gedisa.

ECO, Umberto. (1993). Lector in fabula. Barcelona: Lumen.

FROMM, Erich. (2013). El arte de amar: una investigación sobre la naturaleza del amor. Buenos Aires: Paidós.

LINK, Daniel. (2003).  “El juego silencioso de los cautos”. En: EL JUEGO de los cautos. Literatura policial: de Edgar A. Poe a P.D. James. – 3 ed.- Buenos Aires: La Marca.

LLUCH, Gemma. (2004). Cómo analizamos relatos infantiles y juveniles. Bogotá: Norma. (Catalejo).

Una lectura de Giroscopios, de María Clara Vickacka y Juan Pablo Caro – Ed. Del Naranjo

Es un sonido abstracto insondable
venido del elusivo fin del mundo.
Profundo es su significado.

Fernando Pessoa, en: El viento, el viento alto.

 

Giroscopios

María Clara Vickacka (texto) y Juan Pablo Caro (ilustraciones)

Del Naranjo

2015

(Un gato gris)

ISBN 978 987 1343 95 9

Sabemos que las veletas son instrumentos que determinan la dirección del viento y que siempre giran al compás de éste marcando su rumbo.  Sabemos, además, que suelen estar hechas de hierro forjado y que sus siluetas representan las formas más diversas de la naturaleza y del imaginario: gallos, caballitos, pájaros, brujas trepados a tejados y torres giran hacia el norte o hacia el sur, hacia el este y, también, el oeste, dependiendo de los caprichos del viento y su intensidad.

¿Qué sucede entonces en las ciudades en dónde el viento sopla tan fuerte? ¿Qué pasará en la ciudad más austral del mundo, cuyos techos están poblados de veletas encantadoras que giran sin parar por los majestuosos embates del viento del oeste o por las caricias más suaves del viento del norte?

De Ushuaia y de viento nos habla este libro álbum. De sueños y veletas. De deseos de volar. También de rumores y silencios.

Desde el texto, María Clara Vickacka ha construido un poema cuya densidad semántica permite “atravesar la enunciación coercitiva cotidiana” a la vez que “desrealiza la realidad para vivirla de nuevo”. (Sánchez Corral, 1991-1992). La autora transforma las vivencias cotidianas, construyendo un  mundo imaginario en donde las veletas y sus sentires se constituyen en protagonistas y también en metáforas de cuestiones existenciales que contribuyen a aumentar la polisemia y ambigüedad del discurso poético. La autora enriquece el poema con recursos como la musicalidad de la rima y el juego de palabras a la vez que intensifica su plurisignificación con repeticiones de preguntas que interpelan al lector.

Banderolas, giroscopios
vuelan sin poder partir,
no se animan a marcharse…
¿Adónde podrían ir?

(…)

Vuelan que vuelan sin irse.
vuelan sin poder partir,
banderolas, giroscopios…
¿Adónde podrían ir?

Decíamos que Giroscopios es un libro-álbum. Siguiendo a Silveyra (2010), podemos incluirlo en la siguiente categoría propuesta por el autor: “libros con textos poéticos con imágenes que enfatizan, en clima y contenido, ese texto”.

Desde el discurso visual, Juan Pablo Caro plantea, haciendo uso de una serie de recursos entre los que se destacan la perspectiva y la acentuación de los primeros planos, una focalización que amplía el extrañamiento. Hay una gran incertidumbre en ese cielo dominado por el viento y las veletas. Una gran tensión entre éstas y la naturaleza. Hay, también, todo un universo que parece ser visto sólo por los niños. Hay algo que no se dice y que está allí como un rumor que crece y que el lector debe desentramar.

Es de destacar, además, la decisión editorial de publicar como un recurso paratextual los diferentes bocetos y anotaciones realizados por el ilustrador que le dan una impronta metaficcional a esta obra en la que el texto y la imagen interactúan en la construcción de un artificio poético que “contrarresta la percepción automatizada” (Sánchez Corral, 1991-1992) y crea zonas de inquietud.

Como señala Bajour (2010), la palabra y la imagen mantienen una “combinación equilibrada entre su lenguaje específico y el silencio”. Su poder expresivo amplía los sentidos y los significados e invita al lector –independientemente de su edad- a viajar a ese espacio simbólico e imaginario concebido por los autores para nuestro deleite. ◘ A.M.

 

Bibliografía

Bajour, Cecilia. (2010) La voz nace del silencio. En: Imaginaria. Disponible en: http://www.imaginaria.com.ar/2010/07/la-voz-nace-del-silencio/

Sánchez Corral, Luis. (1991-1992), (Im)posibilidad de la literatura infantil. En: Cauce Nº 14-15. Centro Virtual Cervantes. Disponible en: http://cvc.cervantes.es/literatura/cauce/pdf/cauce14-15/cauce14-15_29.pdf

Silveyra, Carlos. (2010). Los nuevos libros para chicos me sacan canas verdes (pero me encantan). Tendencias en la literatura infantil: el libro álbum y las narrativas metaficcionales. Conferencia Jornadas Bibliotecarios. Cátedra LIJ‐Depto. Documentación. Facultad de Humanidades. UNMdP.

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

«La bolsa amarilla», de Lygia Bojunga. Una lectura que deja huella, por Silvia Martínez Carranza de Delucchi

El presente trabajo fue leído por su autora, la prof. Silvia Delucchi, el pasado 11 de octubre en el marco del Seminario «Obras literarias de autores latinoamericanos destinadas a niños y jóvenes» a cargo de la profesora Lidia Blanco que se desarrolló la Asociación La Nube.

 


La bolsa amarilla de Lygia Bojunga

Una lectura que deja huella

Prof. Silvia Martínez Carranza de Delucchi

Los juguetes… yo me fabricaba mis cosas, leía mucho, inventaba mi mundo y veía en esa llanura que había todos los castillos necesarios para que pasaran las aventuras que yo eligiera.

Ignacio Guido Montoya Carlotto [1]

Introducción

Lygia Bojunga Nunes es una autora de la LIJ brasileña con larga trayectoria y estilo singular. Desde su temprana infancia en Pelotas, Rio Grande do Sul,  y su adolescencia en Rio de Janeiro, realizó una búsqueda personal por diversos caminos: medicina en la universidad, teatro, radio, televisión, periodismo y fue maestra rural en la zona montañosa de Rio, hasta que transpuso el portal de la literatura, abierto por su primera obra, Los compañeros en 1971.

Después de 10 años de producción ganó el premio Andersen en 1982 y tuvo renovado reconocimiento en 2004 con el premio Astrid Lindgern de Suecia; [2] además de  estas distinciones internacionales, ha recibido numerosos galardones en su propio país a lo largo de su extensa trayectoria que incluye reflexiones acerca de la escritura.

Su destacado lugar en la LIJ latinoamericana reside en el compromiso por ofrecer en sus textos posibles claves para la resolución de conflictos a los que se enfrentan niñas, niños y adolescentes: discriminación, injusticia, abandono, pobreza y desigualdad, enfermedad, separación, violencia y destrucción, muerte e incluso el suicidio. Asimismo pone en valor el amor, la vida, la naturaleza, la solidaridad, el libre albedrío, las construcciones colectivas.

Como Monteiro Lobato, Bojunga elabora en el terreno de la ficción mundos imaginarios con seres fantásticos, pero transitados por problemas de la realidad social contemporánea de Latinoamérica. Las obras de esta autora también están creadas sobre un sustrato de ideas acerca de cómo debiera ser el mundo y cuál es la función de la escritura, según su perspectiva. En el cuento “El trueque y la tarea” (1985) pone en boca de su protagonista escritora una visión catártica de la creación con palabras:

Cada-hora-de recreo, cada domingo completo, cada hora de hacer las tareas, escribía la historia de mis ganas de morirme. Me pareció tan difícil de hacer, que en lugar de sentir ganas de morirme solo pensaba en cómo hacer una historia sobre las ganas de morir; en lugar de sentir el dolor del amor, solo sentía el esfuerzo que hacía por contar el dolor.

Y así, cuando un día la historia quedó lista, las ganas de morir habían desaparecido… (Bojunga, 2001: 93)

Y más adelante en el mismo relato el mismo personaje dice:

Un día se me ocurrió transformar las cosas pequeñas:

transformaba un dolor en una coma;

convertía un alivio en un punto de exclamación;

transformaba una esperanza en una interrogación.

Me gustó. Me sentí hechicera.

Escribí veintiséis libros.

(p. 98-99)

Bojunga, con un pensamiento independiente, logra liberarse de las reglas del consumo, de tabúes y prescripciones, planteando temas que incomodan, con una fuerte apuesta a la inteligencia y al pensamiento crítico de chicos y chicas. Asimismo, sus relatos tienen la urgencia de transmitir un mensaje que trasciende la ética y llega a sugerir respuestas concretas a situaciones problemáticas a través de sus personajes, como lo es la elección de una profesión que esté vinculada con las necesidades de la comunidad.

Así ocurre en la novela El sofá estampado (2011), cuando una abuela armadillo, antes de morir defendiendo las tierras de los indios, los animales y las plantas en la Amazonia, envía a su nieto una carta. En la postdata le recomienda: “Hay muchos más animales con la barriga vacía que llena. No olvides esta injusticia al elegir tu profesión” (p. 83). [3]

Los críticos han enumerado rasgos de su escritura entre los que mencionan antropomorfismo, quiebres de la linealidad temporal, maestría en el manejo del diálogo para caracterizar personajes, humor absurdo, color local y resonancia universal, búsqueda paciente para recrear el lenguaje coloquial de niños y adolescentes con el fin de darle estatuto literario. Asimismo, le atribuyen la capacidad de fortalecer a lectores y lectoras para el enfrentamiento de situaciones dolorosas, habilidad para fusionar lo individual y lo social, para desafiar el pensamiento estereotipado, para poner en evidencia los procesos de la psicología infantil y juvenil, y situar en el terreno de la discusión aspectos de la vida social.

La riqueza de sus narraciones ha motivado  su traducción a muchos idiomas. Respecto de la circulación de sus obras y de la LIJ en general, vale aclarar que en Brasil los libros van de la editorial a la escuela. Los niños no tienen costumbre de ir a la librería; fuera de la escuela sólo accede la clase media de las grandes ciudades como San Pablo o Río de Janeiro, entre otras.[4]

Será objeto de nuestro análisis La bolsa amarilla, una nouvelle publicada inicialmente en 1976 en una edición de autor, que fue reeditada por Norma en 1997 y 2011. Esta última edición lleva varias reimpresiones y la distribución cubre una lista numerosa de países latinoamericanos, entre los que se encuentran México, Guatemala, Chile y Argentina.

La historia narrada

La narración comienza con una dolorosa declaración: “Tengo que encontrar un lugar para esconder mis deseos”. Es la voz de la protagonista, una niña de 9 años, la menor de una numerosa familia. Ella reclama atención, diálogo, compañía, pero esto le trae problemas, hasta que llega a la casa un paquete enviado por su tía Brunilda con cosas que ya no quiere.

De todo ese tesoro, después de los arrebatos de padres y hermanos, queda una bolsa amarilla para Raquel. Allí guardará ella sus deseos, junto con unos curiosos personajes que aparecen en su vida y van a parar allí también: el gallo Alfonso y su amigo Terrible, un gancho de pañal y una paraguas (así, en femenino). Estos serán sus compañeros de aventuras y le permitirán conocer LA CASA DE LOS ARREGLOS, donde la niña vive una experiencia muy enriquecedora.

Pero también estas incursiones la conducirán a una semana de castigo. Sin embargo, la reprimenda resulta ser todo lo contrario, porque en ese tiempo de reclusión puede escribir todo lo que quiere. Así su vida va mejorando, de manera que los deseos guardados enflaquecen y se vuelven tan livianos que pueden volar como cometas. También sus amigos parten en un vuelo liberador, menos el gancho de pañal que pide quedarse.

Situaciones de infancia

Cuando Marc Soriano elabora una bibliografía LIJ sobre la cuestión de la familia (2010: 281), encabeza la lista con Bojunga, junto con autores como Dahl, Gripe, Graciela Montes, Ana María Machado; los libros citados por él son Adiós (Chao), Angélica, y La bolsa amarilla.

El tramo que Soriano dedica a las críticas sobre la familia que presentan libros dirigidos a los más chicos  (p. 280) tiene un asombroso correlato con el desarrollo de la historia de Raquel en la novela que estamos analizando. Podemos corroborarlo en distintos tramos de la novela. Para comenzar, consideremos el siguiente fragmento: [5]

Creo que es por eso que nadie aquí en casa tiene paciencia conmigo: todos son grandes desde hace mucho tiempo, menos yo. No sé cuantas veces le oí decir a mis hermanos: “Raquel nació por casualidad. Raquel nació cuando ya no era hora. Raquel nació cuando mamá no estaba ya en condiciones de tener un hijo”. Estoy sobrando, Andrés. Desde que nací estoy sobrando. (p.9)

La niña denuncia así el rechazo explícito hacia su persona, lo que la coloca en el lugar del hijo no deseado, al punto de escribir una afirmación polémica y temeraria:

…una persona solamente debe nacer cuando la madre de esa persona quiere que nazca. (p. 9-10)

Raquel ve a sus padres y a sus hermanos mayores solamente por la noche porque todos trabajan. Durante el día sufre la crueldad de la hermana que no trabaja ni estudia, lo que es interpretado como un signo de preferencia. Con ella vive peleando porque la humilla, la encierra, se burla sin que los padres intervengan. En el relato no hay abrazos, besos de buenas noches, sino coscorrones, burlas y afrentas a su mundo interior.

No hay escucha para sus reclamos, por lo que se refugia en la escritura. Pero cuando acaba de escribir una historia, en un descuido la deja a la vista, y la hermana la lee sin permiso, se la pasa a la madre, esta al padre, y va circulando hasta llegar a los vecinos. Todos terminan riéndose de lo que ella piensa (p. 21).

La reacción más importante de Raquel a esta situación es la decisión de esconder sus deseos, pero no los pequeñitos, sino aquellos “que de repente van creciendo y engordando toda la vida”. (p.7) Estos son para ella solo tres: el deseo de crecer de una vez, el de haber nacido niño en vez de niña y el deseo de escribir.

En relación con este desarrollo del relato, encontramos la definitiva conclusión de Soriano:

Todas estas conductas acarrean en casos extremos la fragilidad afectiva del niño, la incertidumbre acerca de su identidad sexual y acerca de su existencia misma. En los casos menos graves el niño reacciona y su crítica de los padres abusivos, a menudo acerba,[6] termina siendo, probablemente, un elemento positivo en el esfuerzo que hace por reencontrar su identidad. (p.281)

En la novela, la llegada de un objeto trascendental, la bolsa amarilla, iniciará un camino lleno de alternativas reparadoras. La soledad se compensa con amigos fantásticos que no solo acompañan la evolución interior de la protagonista, sino que también le permiten asomarse al mundo adulto.

La fantasía,  el juego y los objetos

Raquel decide que va a ser escritora cuando sea grande. Comienza por escribir cartas a personajes imaginarios, de quienes recibe respuestas “de verdad” que encuentra en distintos lugares.  Esas respuestas enrarecen el mundo de la narración: aparecen sorprendiendo a Raquel y al lector, pero ella luego dice a su familia que además de escribir las misivas, también ha inventado las respuestas.

La transgresión definitiva a los límites de lo real se produce con la llegada de un gallo parlante llamado Rey, que en un amanecer canta dentro de la habitación sin que las hermanas se despierten. Completan el grupo de personajes el gallo Terrible primo de Rey, una paraguas enclenque (así, en femenino) y un gancho de pañal, que acompañan a la protagonista en el camino de comprender el mundo.

Objetos y animales que hablan y viven experiencias humanas, deseos que engordan y enflaquecen, escritura tal vez mágica que se contesta a sí misma y tiene el poder de  anticipar acontecimientos, conforman el mundo de Raquel transitado con la naturalidad del imaginario infantil.

En el terreno de la literatura, estos componentes construyen lo fantástico-maravilloso, tal como lo define Todorov (1981):

Nos encontramos en el campo de lo fantástico-maravilloso, o, dicho de otra manera, dentro de la clase de relatos que se presentan como fantásticos y que terminan con la  aceptación  de  lo  sobrenatural.  Estos  relatos  son  los  que  más  se  acercan  a  lo fantástico puro. (p. 38) [7]

Ahora bien, cabría categorizar a todo este despliegue como un escenario de juego, ligado a los procesos de desarrollo del personaje.

Al respecto podemos acudir a Donald Woods Winnicott (1896-1971), el prestigioso psicoanalista inglés, quien afirma que el jugar corresponde a la esfera de la salud y facilita el crecimiento (1987: 65). Según él, la actividad lúdica tiene un lugar y un tiempo. No se encuentra adentro ni afuera del sujeto, sino en un espacio de transición. Aun los niños pequeños  juegan concentrados, habitando una región “que no es posible abandonar con facilidad y en la que no se admiten intrusiones”. En esa región el niño reúne objetos o fenómenos de la realidad y los usa al servicio de su realidad interna. Los pone al servicio de los sueños otorgándole significados y sentimientos. Winnicott describe una  evolución del juego que pasa del juego individual al juego en grupo, para terminar proyectándose en las experiencias culturales.  (p. 76)

Estos conceptos sobre el juego también tienen su correlato en el transcurso de La bolsa amarilla, cuando los personajes fantásticos que comparten aventuras con Raquel viven situaciones profundamente humanas.

Es así como el gallo Rey, que estaba destinado a gobernar gallinas, quiere modificar las jeraquías de su mundo, pero debe atenerse a las consecuencias:

Cuando les expliqué que desde pequeño soñaba con un gallinero distinto, donde todo el mundo pudiera opinar y decidir, porque me parecía absurda esa historia de que el gallo está obligado a andar y ordenar a todas horas, ¿sabes lo que hicieron? Pues llamar al dueño del gallinero y denunciarme. (p. 37)

Raquel oculta al gallo fugitivo en la bolsa amarilla y acepta su cambio de nombre, pues en adelante se llamará Alfonso en lugar de Rey, que no era adecuado para sus ideas: “Soy amigo de la igualdad, me gusta vivir en paz, soy un tipo de lo más simple: ese nombre no va conmigo.” (p. 41)

Tras numerosas vicisitudes que incluyen el salvamento de su primo Terrible, Alfonso toma una decisión:

Voy a ir por el mundo, a luchar para que no le cosan el pensamiento a nadie… (p.114)

Por otro lado, la historia de  la paraguas no es menos aleccionadora. Aunque maltrecha, sostiene con firmeza su género femenino y es fiel acompañante de distintos episodios hasta que decide un cambio trascendental: se convertirá en paracaídas y saldrá por el mundo acompañando la lucha de Alfonso por sus ideas.

En este punto vale recordar  a Jaqueline Held que en su estudio sobre el efecto de la lectura en la infancia considera que el género fantástico está al servicio de la construcción de la subjetividad y afirma que la literatura estimula los descubrimientos esenciales sobre la condición humana y ayuda a desentrañarlos. Dice Held:

 …la distancia introducida por el símbolo sirve en muchos casos para otorgar una importancia proporcional a las fuerzas del niño, para hacer progresivo este descubrimiento-choque. Esa es toda la función iniciática del cuento.   (1981: 74)

La actualización de las representaciones sociales

Según Roger Chartier (2005: 56), existen representaciones  de la organización social que han ido evolucionando a lo largo de la historia. Desde esas formas de conocimiento elaboradas colectivamente interpretamos la realidad y actuamos en función de ellas. Tanto como en otros ámbitos de la cultura, en las obras literarias es posible rastrear estrategias simbólicas que determinan posiciones y relaciones sociales, y que construyen identidad para cada grupo social.

La LIJ no escapa a estas construcciones, de manera que La bolsa amarilla a través de sus personajes confronta distintas representaciones de la infancia, de la familia y de lo femenino. A lo largo de la narración se  legitiman aquellas que corresponden a una sociedad en progreso y al respeto de los derechos humanos.

En primer lugar, la protagonista no solo describe críticamente a su familia como referimos antes, sino que registra un proceso de degradación en vínculos y actitudes:

Papá y mamá vivían riéndose, tomados de la mano, era lindo de ver. Ahora todo es distinto: andan siempre de mala cara, pelean, discuten por cualquier cosa y claro, después todo el mundo queda enfadado. (…) Y lo peor que ese asunto de los disgustos en casa me pone muy, muy triste. (p.18)

En segundo lugar, Raquel conoce a una familia diferente en LA CASA DE LOS ARREGLOS donde reparan a  la paraguas. Los habitantes de esa casa están muy alegres e interesados por sus ocupaciones: una niña que estudia, la mamá que canta mientras cocina, el papá que está componiendo un reloj y el abuelo atareado en soldar una olla para que dure muchos años. Todo el lugar huele a la torta que está cociéndose en el horno.

El asombro crece cuando la niña de la Casa le cuenta a la protagonista que estos roles no son permanentes, sino que se intercambian, de manera que otras veces es ella  la que compone objetos, el papá cocina, el abuelo se pone a estudiar, la mamá a soldar la olla “para que nadie sienta que está haciendo demasiado una sola cosa”. Y eso les da mucha alegría a todos. Pero lo más trascendente reside en el diario ejercicio de la democracia familiar:

… marcamos todos los días una hora para resolver cosas. Como tuvimos hace un rato la hora del juego. Nos sentamos a la mesa y resolvemos lo que haya que resolver. (…) Cada uno da una idea y al final se resuelve lo que a la mayoría le parece mejor. (p.123)

Esta experiencia es decisiva en el crecimiento de Raquel, de manera que empieza a calmar sus angustias al vislumbrar otras maneras de estar en el mundo, y al encontrar al mismo tiempo una forma de comprender su propia situación:

Y yo me puse a pensar que los grandes no eran tan difíciles de entender como creía antes. (p.124)

En tercer lugar, la conmovedora historia de Terrible, el gallo de pelea, introduce en el texto formas de alienación que impresionan a Raquel:

Es claro que ya había visto gente con la manía de decir que hay que ganar siempre a los otros, hay que ser el primero en esto, el primero en aquello, pero nunca pensé que alguien tuviera tanta obligación de ganar. (p. 63)

Lo paradójico es que son los dueños de Terrible los que ganan el dinero que se recauda en las peleas. Como él mismo no registra esta situación de esclavitud, Alfonso y Raquel lo encierran en la bolsa hasta que pase la próxima pelea en la que corre riesgo de vida porque su rival, Cresta de Hierro, es peligrosísimo. Pero Terrible escapa de la bolsa  y luego se enteran de que ha perdido la pelea, aunque ignoran si ha sobrevivido.

En este momento se produce un gran suspenso en el relato, una interrupción en la que Raquel escribe la historia pasada del gallo peleador, lo que le permite a ella comprender cómo se condiciona el pensamiento de las personas:

Porque en su gallinero las cosas eran exactamente así: nacían los pollitos y ya los dueños del gallinero estaban decidiendo lo que iba a ser cada uno:

-Tú vas a poner huevos

– Tú vas a ser cuidador de gallinas.

-Tú vas a ser gallo de pelea.

-Tú irás a la olla.

Y de nada servía que los pollitos quisieran tener un oficio distinto: los dueños decidían por ellos y todo el mundo a cerrar el pico. (p.100)

Claro que el gallo quiere disfrutar de la vida y no combatir, así que los dueños deciden coser el pensamiento de Terrible con un hilo muy fuerte, indestructible, y solamente dejan libre la idea de pelear. Y ese suspenso en que había quedado el destino de Terrible es resuelto por Raquel, que escribe en este punto lo que ocurre durante la pelea final. Es así como el gran esfuerzo de Terrible por no morir bajo las garras del gallo asesino, hace que el hilo estalle, que se liberen sus  pensamientos de Terrible, y huye hacia el mar. Aunque Raquel cuenta aún más penurias por las que pasa el gallo, le otorga un final feliz.

 Por fin, un día, el barco llegó a un lugar muy lejano… Allí quería vivir. En paz. Sin tener que ganarles a todos. Allí podría encontrar amigos y dibujar corazones. Y nunca más tendría un dueño que le cosiera el pensamiento. (p. 109)

En cuarto lugar, el relato presenta una evolución de la protagonista con respecto a la visión de lo femenino. El punto de partida es la   representación que encarnan las mujeres de su entorno. Su madre, cansada de trabajar y condenada a tener hijos no deseados, consuma su venganza maltratando. La hermana, que tiene la misión de cuidar a Raquel, traiciona este mandato con crueldades. La tía Brunilda,  a quien todos rinden pleitesía porque es rica, adhiere a las humillaciones que los adultos perpetran contra la menor de la familia.

Vale detenerse en el personaje de la tía, que representa la imagen social de la mujer mayor, burguesa y acomodada, cuyo signo de status es regalar lo que le sobra.  Raquel comenta esta situación desde la perspicacia de niñas y niños: “Si ella se cansa tan rápido de las cosas, para qué compra tanto? ¿será para cansarse más?”. Su reflexión alcanza al marido de la tía y al contrato de esa pareja:  

Otra cosa bien rara  es que si él reclama ella le contesta siempre. “Voy a conseguir un empleo” Y entonces él dice: “¡De ninguna manera!” y le da más dinero. Para que ella compre más. Y para que se siga cansando. A ver si  algún día puedo entender ese asunto” (p. 24)

Desde otro lugar social, la hermana déspota, presumida y holgazana, encarna una imagen consagrada por los cuentos tradicionales y el mensaje publicitario del consumo, e instalada en el imaginario, la del ascenso social gracias a un matrimonio conveniente:

Esa hermana de la que te hablo es bonita, de verdad, tendrías que verla. No sé qué es más: si bonita o presumida. Imagínate que el otro día me dijo: Soy tan bonita que no necesito estudiar ni trabajar, me sobran los hombres que quieren sostenerme; puedo darme el lujo de escoger. (p. 11)

De estas percepciones y de su propia situación surge en Raquel el deseo de haber nacido niño, que fundamenta de esta manera ante las preguntas inquisidoras de su hermano:

… me parece mucho mejor ser hombre que mujer. (…) Ustedes pueden hacer un montón de cosas que nosotros no podemos. Mira: en la escuela cuando hay que escoger un jefe para los juegos, siempre es un niño. (…)  todo el mundo está siempre diciendo que ustedes son los que tienen que estudiar, que ustedes son los que van a ser jefes de familia, los que van a tener responsabilidades, los que van a tener todo. Hasta para pensar en el matrimonio -¿crees que no me doy cuenta? – Tenemos que esperar a que ustedes decidan. Siempre estamos esperando a que ustedes nos resuelvan las cosas. ¿Quieres que te diga algo? Me parece malísimo haber nacido niña.  (p. p. 14-15)

Por el contrario, es sorprendente la afirmación de lo femenino en la paraguas. Ella defiende su identidad con firmeza, rebelándose a la convención genérica que impone el artículo en masculino para el sustantivo paraguas. De esta manera Bojunga se anticipa a las renovaciones lingüísticas en el terreno de la problemática de los géneros.

Finalmente, de estas y otras confrontaciones a lo largo del relato van apareciendo otras posibilidades de realización humana:  

…cómo disfrutaba ser mujer la mamá de Lorelai; y como disfrutaba Lorelai ser niña. Le parecía que ser niña era tan estupendo como ser niño, ¿y si era verdad? ¿Y si yo podía ser como Lorelai? (p.127)

Es así como en Raquel, el deseo de ser niño va enflaqueciendo hasta que al final vuela, convertido en cometa, junto al deseo de ser grande.

En este punto es adecuado recordar las reflexiones de María Teresa Andruetto (2009: 102) sobre la elección de la voz narradora y la construcción del punto de vista en cualquier narración, cuando dice que el narrador es mucho más que una persona verbal, es la conciencia por la cual transitan los hechos narrados,  con toda su ideología.

En este caso, darle voz a esta niña perturbadora que reclama por una vida mejor para ella y para otros es darle poder para modificar su realidad.

La nueva literatura en valores

Gema Lluch, en su propuesta de análisis para libros infantiles y juveniles (2004), dedica un capítulo a la literatura que educa en valores, recordando que el siglo XIX fue un momento de auge para los libros de finalidad didáctica destinados a los más chicos, con la explícita meta de cambiar hábitos de conducta, en un estilo “directo, sentenciosamente solemne y coercitivo” superado en nuestros tiempos.

Según la especialista catalana, existe actualmente un género derivado de aquel,  que ha dado en llamar psicoliteratura, definida por ella como el conjunto de aquellos libros contemporáneos “cuya finalidad también es transmitir una serie de valores y hábitos de conducta”, inculcando a los lectores “la visión del mundo que los adultos creen adecuada”.  Al igual que aquella producción decimonónica, la actual psicolectura plantea la moralización por vía de la identificación, pero proponiendo en la actualidad recursos como “el humor, la manera indirecta, irónica e involuntaria”. (Lluch, 2003: 141- 142).

La bolsa amarilla responde a la estructura narrativa que observa Lluch en los relatos de este género:

  • Se plantea un conflicto que provoca una situación de angustia vital en el protagonista (Raquel debe esconder los deseos que engordan dentro de la bolsa)
  • Estalla el conflicto y recibe ayuda (los amigos imaginarios de Raquel)
  • La angustia desaparece (los deseos de Raquel van enflaqueciendo y vuelan)

Asimismo, la novela coincide con rasgos que Lluch enumera: limitaciones psicológicas del personaje, denuncia de injusticias sociales, malestares y reflexiones sobre las relaciones familiares, la búsqueda del equilibrio familiar roto y del equilibrio con la sociedad a través de una mejor integración. También está presente el planteo ficcional de un mundo imaginario pero articulado con situaciones reconocibles en nuestra realidad, al igual que una trama apoyada sobre todo en los virajes de la acción más que en las descripciones o el trabajo con el lenguaje.

Y construye una perspectiva desde la interioridad del personaje protagonista, pero al revés de las intenciones didácticas de integrar a los niños y niñas al orden establecido, Bojunga propone una niña subversiva. Y contra la tendencia a la repetición de los productos actuales, la autora brinda un original mundo imaginario, distanciado del lenguaje de los medios y de las reglas del mercado.   

Conclusiones

En la actualidad han transcurrido 25 años desde la Convención de los derechos de niños niñas y adolescentes (1989)  elaborada por representantes de numerosos países en el marco de la Asamblea Internacional de la ONU (Organización de las Naciones Unidas). Sin embargo, en la actualidad muchos padres y educadores todavía ignoran cuáles son los derechos de la infancia.

En las últimas décadas autores y autoras de la LIJ latinoamericana, con distintos grados de explicitación y calidad artística, han tratado este tema.  Bojunga es una de ellos. En la obra analizada, la protagonista reclama varios derechos de la Convención: derecho a jugar, a que se respete su vida privada, a que su familia tenga en cuenta sus intereses, a reclamar por maltratos y ser escuchada, a tener una vida digna y plena, a que sus padres tengan tiempo para dedicarle. [8]

Esta escritora no pretende enunciar verdades universales, pero mantiene viva la llama de José Martí, que en La edad de oro buscaba decirles a los niños cómo es el mundo, y de Monteiro Lobato, que tenía confianza en la capacidad del pensamiento de los más chicos y en el poder de los mundos imaginarios. También escribe una literatura para despertar las conciencias de los mediadores.

En la novela analizada, como en muchas otras obras, se articulan expresión e interpelación, proponiendo la escritura y la lectura como catarsis, como terreno de resolución de conflictos. En otra dirección, ofrece  la  actualización de representaciones sociales de la infancia y sus derechos, también de la familia y de lo femenino.

Al introducir en esta novela comentarios críticos de una niña acerca de su entorno, de los vínculos entre personas y su relación con el marco social, logra relativizar lugares consagrados como exitosos o indiscutibles e introducir la idea de que son posibles otras maneras de actuar. Y su personaje no es una niña pura, representante de una idealización de la infancia, sino una criatura humanizada,  con sus miserias y maldades, sus deseos tremendos.

La autora le permite cuestionar las construcciones asociadas con relaciones de poder del sistema aún vigente en Latinoamérica, para pensar en formas más acordes con una sociedad en progreso hacia la equidad y el bienestar, con esperanza en el accionar futuro de sus pequeños lectores. 

Bibliografía

Andruetto, María Teresa (2009). Una literatura sin adjetivos. Córdoba: ComunicArte.

 Bojunga, Lygia (1976,2011). La bolsa amarilla. Buenos Aires: Norma.

_____________ (1984). ¡Chao! Bogotá: Norma.

_____________ (2011). El sofá estampado. Bogotá: Norma.

Chartier, Roger (2005). El mundo como representación. Estudios sobre historia cultural. Barcelona: Gedisa.

Held, J. (1981). Los niños y la literatura fantástica. Función y poder de lo imaginario. Barcelona: Paidós Ibérica.

Lluch, Gemma (2004). Cómo analizamos relatos infantiles y juveniles. Bogotá: Norma.

Soriano, Marc (2010). La literatura para niños y jóvenes. Buenos Aires: Colihue.

Todorov, T. (1981). Introducción a la literatura fantástica. México: Premia.

Winnicott, D. W. (1971, 1987). Realidad y juego. Buenos Aires: Gedisa

Sobre la autora:

http://www.lecturalia.com/autor/6215/lygia-bojunga-nunes

http://www.imaginaria.com.ar/12/5/bojunga.htm

http://literatura.gretel.cat/sites/default/files/Lygia_Bojunga.pdf

http://www.revistasculturales.com/articulos/33/clij-cuadernos-de-literatura-infantil-y-juvenil/119/1/lygia-bojunga-nunes-la-maga-brasile-a.html

Sobre derechos de niños, niñas y adolescentes:

http://www.me.gov.ar/construccion/pdf_derechos/convencion.pdf

http://www.unicef.org/argentina/spanish/resources_10853.htm.

infoargentina.unicef.org.ar/observatorios-provinciales.html

Prof. Silvia Martínez Carranza de Delucchi

Diplomatura en Ciencias del Lenguaje (IESP Joaquín V. González)

Grupo Espacio de investigación en LIJ (La nube – Infancia y Cultura)

Apéndice 

1- Marc Soriano sobre la cuestión de la familia

Aquí se reproduce la cita completa:

En pocas palabras ¿Cuáles son las mayores faltas que los hijos reprochan a sus padres y que garantizan el éxito de algunos libros infantiles? He aquí un pequeño listado que no pretende ser ordenado ni exhaustivo:

  1. La indiferencia, que puede llegar al rechazo explícito del niño no deseado.
  2. Las preferencias por otro miembro de la fratría.
  3. La falta de contacto físico tierno o reconfortante…
  4. La ironía helada y la burla frente a las manifestaciones de sensibilidad o de sensualidad del niño, que se ve obligado a replegarse en sí mismo.
  5. Una escucha siempre diferida o sencillamente cerrada a lo que el niño quiere decir, en tanto, al mismo tiempo, se lo satura con recomendaciones imperativas (“no hagas esto” “no hagas esto otro”), que le dan la sensación de estar entrando en un universo hostil, donde su deseo se estrellará siempre contra las prohibiciones y de ahí el sentimiento de angustia y inseguridad.
  6. Golpes y malos tratos.

Todas estas conductas acarrean en casos extremos, la fragilidad afectiva del niño, la incertidumbre acerca de su identidad sexual y acerca de su existencia misma. En los casos menos graves el niño reacciona y su crítica de los padres abusivos, a menudo acerba,[9] termina siendo, probablemente, un elemento positivo en el esfuerzo que hace por reencontrar su identidad.

(p. p. 280, 281)

2- Los derechos de la infancia y la adolescencia

En la actualidad contamos con normas internacionales que tienen el objetivo de resguardar a la niñez. Sus antecedentes  se remontan al siglo XIX cuando ciertos pensadores empiezan a pronunciarse contra el trabajo de los niños de familias en estado de extrema pobreza en las fábricas y minas de carbón, y de las niñas esclavizadas en talleres y prostíbulos.

La primera declaración formal se concreta en 1924 en Ginebra con la redacción de Eglantyne Jebb, la que sería fundadora de la organización Save the children. Más tarde, como respuesta a los horrores de la 2º Guerra Mundial, las Naciones Unidas aprueban en 1948 la Declaración Universal de los  Derechos Humanos. Aunque en ella estaba contemplada la infancia, empieza a entenderse su singularidad, por lo que la ONU encarga a UNICEF (Fondo internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para los niños)  la continua labor de proteger y velar por las necesidades de niños y niñas en todo el mundo. Es así como por iniciativa de este organismo la ONU aprueba  la Declaración de Derechos del niño  en 1959.

Más tarde, en 1975, el Año Internacional del Niño, se empezaron a discutir nuevos criterios para reconsiderar los derechos, situación que culminó en 1989, cuando un grupo de Estados firmó la convención de los Derechos del Niño. Durante los años siguientes, nuevas naciones fueron firmando esa Convención, que fue actualizada en el año 2000. [10]

 UNICEF realiza un constante monitoreo sobre estos derechos en los distintos países que firman la convención, emitiendo cada cinco años informes que se difunden públicamente, pueden ser consultados en INTERNET y también se editan en papel. [11] Estos informes son examinados por un Comité de 10 expertos elegidos por voto de los Estados Partes y propuestos entre sus compatriotas. La evaluación de los informes, transmitida a cada Estado y a la Asamblea de la ONU, entre otras cosas dan cuenta, por ejemplo, del estado actual de la niñez y la adolescencia en determinada provincia, región o país, las características de la población, las condiciones de vida, cuidados parentales, trabajo infantil, jóvenes en conflicto con la ley penal, acceso a la Justicia, consumo de drogas, entornos de violencia, inversión social y recursos para el desarrollo de la niñez y adolescencia. Los organismos especializados de la ONU (OIT, OMS y otras consideradas competentes como la ONG) [12] pueden ser convocados a asesorar para resolver los problemas detectados.

En nuestro país rigió desde 1919  el Régimen del Patronato de Menores que consideraba a niños y adolescentes objetos de control tutelar y represión por parte de autoridades  e instituciones administrativas y judiciales que, visto desde la actualidad, violaba los derechos de la infancia y la adolescencia. Al firmar Argentina en 1990 la Convención y luego, en 2005, con la sanción de  la Ley Nacional 26.062  de Protección Integral de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, hay un importante cambio conceptual: estos pasan de ser objetos de tutela a ser sujetos de derecho.

Es entonces cuando el Estado se compromete a desarrollar políticas públicas para la inclusión, protección y desarrollo integral de niños/as y adolescentes, a darles voz y lugar en el escenario de nuestra sociedad, atendiendo a su problemática específica y promoviendo su participación activa en distintos ámbitos. [13]

¿Cómo se concibe la promoción de estos derechos en el terreno de la educación especialmente? Las voces autorizadas que adhieren a esta sintonía coinciden en que el primer paso es hacer efectiva la escucha, cuestión esencial en la estrategia pedagógica del docente, al igual que la apertura constante de espacios para la libre expresión. Igualmente se aconseja a los docentes acudir a los equipos de apoyo (gabinetes psicopedagógicos, orientadores especialistas, etc.) una vez detectado un problema que exceda la contención en el aula.

En nuestro país se cuenta con espacios creados para tal fin, como lo es el Observatorio argentino de la violencia en las escuelas. [14] Internet es una herramienta invalorable para explorar otras posibilidades de consulta en este sentido.

Finalmente, es deber de autoridades y formadores de carreras docentes transmitir información sobre las normativas vigentes y los sitios de apoyo, de manera de contribuir a la construcción de un futuro en progreso para nuestra sociedad.

NOTAS 

[1] En Bertazza, Juan Pablo. “El tiempo recobrado. Entrevista a Ignacio Guido Montoya Carlotto antes de su primer concierto en el Centro Cultural Haroldo Conti”, en Radar, Página 12, Buenos Aires, 28/9/ 2014

[2] Imaginaria reproduce la explicación de la presidente del  jurado: «Cuando Astrid Lindgren murió en 2002, el gobierno sueco creó un premio anual de cinco millones de coronas suecas (alrededor de 616.000 dólares) en su honor y con el objeto de promover la conciencia internacional sobre la literatura para niños y jóvenes, como medio para garantizar, en un contexto global, los derechos de los niños a la lectura y la cultura.» En http://www.imaginaria.com.ar/12/7/destacados.htm

[3] La carta se extravía y el nieto pasa por una serie de situaciones infelices, hasta que sigue, sin saberlo, el camino de su abuela: contra el futuro que había planeado su padre para él (dirigir una fábrica de caparazones de plástico), el armadillo se marcha a la selva a continuar la obra de la abuela.   

[4] Aclaración que hizo Marina Colasanti en el Segundo Conversatorio de las Jornadas internacionales de LIJ 2013 realizadas en el teatro Empire.

[5] Para comprobar el correlato basta con leer la cita completa en Apéndice 1 del presente análisis.

[6] incómoda, áspera

[7] Más adelante aclara: “Se acostumbra a relacionar el género de lo maravilloso con el del cuento de hadas; en realidad, el cuento de hadas no es más que una de las variedades de lo maravilloso  y  los  acontecimientos  sobrenaturales   no  provocan  en   él  sorpresa alguna.”

(pp 39-40)

[8] http://www.unicef.org/argentina/spanish/presentacion.swf

[9] incómoda, áspera

[10] Ver leyes: http://www.me.gov.ar/construccion/pdf_derechos/convencion.pdf

[11] En http://www.unicef.org/argentina/spanish/resources_10853.htm. También en

infoargentina.unicef.org.ar/observatorios-provinciales.html

[12] Organización Internacional del Trabajo, Organización  Mundial de la Salud, Organizaciones no Gubernamentales.

[13] http://www.desarrollosocial.gob.ar/ninez/139

[14] Para más información:

http://portal.educacion.gov.ar/secundaria/programas/observatorio-argentino-de-violencia-en-las-escuelas/

http://observatorio-violencia.blogspot.com.ar/

http://www.me.gov.ar/construccion/pdf_observatorio/violencia_en_las_escuelas.pdf


 NOTA DE LA MEMORIA Y EL SOL: Nuestro agradecimiento a Silvia Delucchi por compartir su trabajo en este blog.◘ AM.

Ponencia «Lectura y jóvenes: un encuentro siempre posible. Análisis de dos novelas: El libro salvaje de Juan Villoro y de Mala luna de Rosa Huertas», por Laura Slutsky

La presente ponencia fue presentada por su autora en el marco del IV Simposio de Literatura Infantil y Juvenil en el Mercosur que se realizó en noviembre de 2014 en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.

Laura Slutsky es Licenciada en Letras y Profesora de Lengua y Literatura (UBA). Además es coordinadora de diversos talleres literarios y de comunicación y autora de literatura infantil, campo en el que se especializa. Integra el Espacio LIJ La Nube, un grupo de investigación en literatura infantil y juvenil.


Lectura y jóvenes: un encuentro siempre posible

 Análisis de dos novelas: El libro salvaje de Juan Villoro y de Mala luna  de Rosa Huertas.

 
Autora: Laura Slutsky

 

“Un  saber, un patrimonio cultural, una biblioteca pueden ser letra muerta si nadie les da vida”.  Michèle Petit

 

Dice un personaje de El libro salvaje de Juan Villoro:“Todo libro está dormido hasta que lo despierta un lector”.

Esta novela, que se basa en la búsqueda de un libro que se niega a ser leído por cualquier lector, es ante todo una invitación constante a despertar la inquietud por la lectura.

También es una sugerente invitación la novela Mala luna de, Rosa Huertas. En la tapa, un joven luce una remera con el rostro de Miguel Hernández; en la contratapa, un interrogante: “¿Es posible que existan aún poemas inéditos de Miguel Hernández?”.

La autora Laura Devetach propone “ayudar a los chicos y jóvenes a descubrir que  pueden vibrar como ha vibrado antes quien los incita ahora a la lectura”.[1]

Esto es precisamente lo que encontraremos en ambos libros, mientras nos sumerjamos en su mundo narrativo.

Mi ponencia abordará el lugar del libro como mediador en sí mismo, a través del análisis de la intertextualidad reflejada en estas dos obras, que tematizan la función de la literatura y el vínculo autor-lector.

Empecemos por El libro salvaje, la novela que Juan Villoro, autor mexicano, publica en 2008, en Fondo de cultura y en 2009, en Ediciones Siruela.

Leo un fragmento de la contratapa para acercarlos al conflicto de la obra:

“Entre los miles de ejemplares de la biblioteca de su tío, Juan tendrá que encontrar El libro salvaje, un libro rebelde que se resiste a la lectura y que guarda entre sus páginas un secreto destinado al lector que sea capaz de atraparlo”.

¿Sería yo la lectora capaz de atrapar el secreto?, me preguntaba mientras ya  me internaba en el primer capítulo, que comienza: “Voy a contar lo que ocurrió cuando yo tenía 13 años. Y aunque se titula “La separación”, ya no pude separarme de este libro que me permitió recorrer mis propias lecturas.

La voz narradora de esta historia es la de Juan (homónimo del autor). No lo veremos mandando mensajitos con su celular ni atraído por Internet. Sin embargo, los lectores reconocerán en él muchos rasgos propios de un adolescente: Juan sufre por la separación de sus padres y emprende con incertidumbre unas vacaciones en casa de su tío. También es muy parecido en estos aspectos:Me gusta leer pero no tanto. Prefiero ver la tele, andar en bicicleta o jugar con Pinta, mi perra, o con mi amigo, Pablo”. (50)

Juan es, además, un lector prínceps. “Un lector prínceps no es el que lee más libros sino el que encuentra más cosas en lo que lee”(51), le dice el tío y sus palabras resuenan en Juan, con la propuesta de  que sea un “prínceps  continuum”:“es el que conserva el talento de leer a lo largo de su  vida” (51).

A  medida que recorra la casa –biblioteca de su tío, Juan irá internándose en un  mundo que le parecerá intrigante: el universo de los libros. Se asombrará- como  nosotros- con títulos como “Quesos que apestan pero deleitan” o ”1001 salsas  de  espaguetti”. Humor y absurdo se conjugan  en  el  descubrimiento de lo que puede deparar una biblioteca.

La revelación del motivo de su estadía en esa casa, será un punto de inflexión  en la novela:“Cada vez que has venido a esta casa los libros han sentido tu presencia…Despertaste las  almas de la biblioteca”. (49) “Los  libros no quieren  ser leídos  por cualquier persona, quieren  ser leídos por las mejores personas, por eso buscan a sus lectores”. (48)

Y entonces, la misión: Juan debe encontrar un libro que aún no fue concluido…El  libro salvaje. A partir de esta  propuesta la novela tendrá ingredientes de novela de aventuras, de aprendizaje, de suspenso, con un interesante condimento fantástico.

En esa  búsqueda, Juan se topará con otra novela Viaje por el  río en forma  de corazón que será el nexo que lo vinculará afectivamente con Catalina.

El  recurso de la  metaliteratura  permitirá introducir este relato que se presentará como saga- formato que tanto fascina a los jóvenes-, pero también conducirá a un descubrimiento necesario  para la trama  del macrorrelato.

Cuando Catalina se lo devuelve, después de haberlo leído… ¡el  libro  había   cambiado! La  pregunta de Juan: “¿Es posible que un  libro cambie cuando lo lee otra persona?” conduce a una nueva revelación del tío:

“Cada libro es como un  espejo: refleja  lo que piensas. No es lo  mismo que lo lea un héroe  a  que lo  lea  un  villano. Los  grandes lectores les agregan algo a los libros, lo  hacen  mejores”. (75)

 ¿De qué está  hablando el tío? ¿Qué nos está diciendo Villoro? Sin  duda nos trae  el  tema  del  poder creativo del lector  sobre el  que tantos críticos  han  reflexionado.

¿Qué experiencia vivirán los jóvenes que lean esta historia?

Dice Emili Teixidor [2]: “Lo que hace leer a los adolescentes es lo mismo que nos hace leer a nosotros, los adultos. Esa búsqueda de un posible encuentro…”.

Entre otras cosas encontrarán una novela que se puede “catalogar” como fantástica. Aquí me interesa detenerme en el concepto de Literatura fantástica sobre el que reflexiona Jacqueline Held [3]:“Una obra fantástica nos propone lo que parece inimaginable, pero que, sin  embargo, un día fue imaginado”.

Partiendo de esta postura la autora vincula lo fantástico con lo real, haciendo especial  hincapié en la mirada subjetiva del autor.

 En  efecto, si pensamos en El libro salvaje, esa casa- biblioteca es mágica en sí misma-  principalmente por lo hiperbólico-, pero también por la forma en que se conducen los libros que la habitan: se mueven, forman escaleras, se escabullen…Tienen voluntad de aparecer o desaparecer, de ser leídos o no.  

Sin embargo, J. Held nos lleva a reflexionar sobre otras dimensiones de lo fantástico, no sólo aquellas que lo vinculan con lo asombroso. Plantea que también este tipo de literatura (no sólo  la realista)  puede  convertirse en un  vehículo para desarrollar el espíritu crítico de los jóvenes lectores. De este modo, esta novela podría hacernos reflexionar sobre la soledad de un hombre adulto, sobre la vertiginosa vida moderna o sobre lo que significa un libro para un hombre, para toda la humanidad.

Atravesar las páginas de El libro salvaje es internarse en una biblioteca que abarca no sólo diferentes espacios sino todos los tiempos.

Al tiempo que Juan vaya animándose a recorrerla se fascinará con la lectura y nos permitirá a los lectores interactuar con autores y obras que dejaron huella en la historia de la Literatura  y en nuestra historia  personal.

“-Veo que te perdiste en territorio Samsa.

-¿Qué es eso?

– Gegorio Samsa era un hombre que se sentía un bicho y terminó convertido en un insecto.

– ¿Existió de verdad?

– No. Lo inventó el escritor que ha tenido las orejas más puntiagudas. Se llamaba Kafka”. (106)

Así nos acerca Villoro a La metarmorfosis. Tal vez algún joven lector tenga a partir de este diálogo el primer vínculo con esta obra. Quizás se sienta atraído por ese humano convertido en insecto o tal vez  sienta curiosidad por un autor de orejas puntiagudas. En ambos casos hay una invitación a conocer la obra, ya sea a partir de la historia, ya a partir del autor.

Dice el crítico Jesús Díaz Armas:

“El autor, si pretende que la intertextualidad sea captada por el receptor infantil,  habrá de subrayarlo de alguna manera.  Al mismo tiempo no podrá  ser demasiado  obvio para dejar campo a la libre interpretación del lector”.[4]

La metáfora tan recurrente de la lectura como alimento tendrá aquí una vuelta de tuerca a través del humor. Eufrasia, la cocinera, ofrecerá: “Omelette Homero, avena Aristófanes, cereal cinco musas, sándwich isabelino”. (39)

Y siguen las recetas…¿Qué sabor tendrá una isla flotante del tesoro, un pastel de  mil y una noches, crepes flambeadas en el infierno de Dante o  sopa de pulpo  al estilo Capitán Nemo? (154)

 Es  evidente que Villoro  sabe que los jóvenes que lean esta historia tal vez  desconozcan  algunos autores que nombra o los numerosos guiños literarios que fue sembrando en su novela .Pero justamente porque lo sabe escribe una obra que estimulará la pregunta, la investigación o hasta la molestia  por lo que no  logra comprenderse. En fin, el desafío que representa toda lectura.

“Un libro es bueno cuando nos deja con más preguntas que respuestas…”, concluye Teixidor, pero bien podrían ser las palabras del tío Tito, de Villoro, de todo aquel que disfruta leyendo.

 

Cerramos por un ratito El libro salvaje, para abrir Mala luna…

Mala luna es una novela de la autora española Rosa Huertas, publicada en 2009 por Editorial Edelvives.

Clara y Víctor son dos jóvenes que se unen para encontrar un objeto que parece un sueño: el cuaderno de tapas negras en el que Miguel Hernández escribió sus últimos versos. Se enteran de su existencia a partir del relato de sus abuelos (uno en forma oral, otro a través de una extensa carta), que se vincularon con el autor en la época de la Guerra Civil Española.
La amistad se plantea en dos planos temporales. Por un lado, Clara y Víctor en el presente de la narración; por otro, cada uno de los abuelos, en su juventud, con Miguel Hernández. Pero, además la trama se enlaza con los dos duetos integrados por nieto/a-abuelo. El abuelo del joven, Aurelio, adhirió a la ideología falangista, lo que les plantea a su nieto y a su amiga interesantes reflexiones sobre la historia de su país.

¿A qué sitio vamos para saber acerca de nosotros  mismos?, se pregunta María Teresa Andruetto, y nos responde: “Los lectores vamos a la ficción para intentar comprendernos, para conocer más acerca de lo más  profundamente humano…”.[5] En efecto, los lectores que se acerquen a Mala luna verán en esta ficción modos de actuar típicamente humanos, donde no puede faltar el lugar de privilegio que ocupa la literatura para la humanidad.

Si bien Mala luna rinde en primer plano un homenaje a Miguel Hernández, este es extensivo a toda la literatura. La novela nos ofrece múltiples redes intertextuales: el padre de Víctor tiene el complejo de Peter Pan; en la casa de Aurelio encontrarán libros de Unamuno y Germinal de Emilio Zolá, entre otros.

A través del controvertido personaje de Aurelio la autora nos despliega distintas instancias del vínculo del hombre con el libro: por un lado, el valor de las primeras lecturas en la infancia;y por otro,el rol del libro en la cultura y la memoria de los pueblos, su relación con la censura y, como contrapartida, el resguardo de libros considerados “prohibidos”.

“Cuando cumplí diez me regaló un libro: La isla del tesoro. Lo del libro se repitió todos los años. Siempre me preguntaba por los libros que me había regalado, si me habían gustado, si había aprendido algo de ellos…Los guardo a todos con cariño: Los tres mosqueteros, Viaje al centro de la tierra, Las aventuras de Sherlock Holmes y los cuentos de Edgar Allan Poe. (p. 44)

Observamos que hay una referencia explícita al canon de libros clásicos destinados al público juvenil. También es el abuelo quien le da el siguiente consejo-aludiendo al vigente tema de la tecnología vs el libro-, luego de regalarle un ordenador: “Nunca cambies esto por los libros. Los jóvenes creéis que todo está en Internet, que los libros están en extinción… “. (p. 45)

Sin embargo, el mismo Aurelio que regala grandes obras literarias a su nieto será quien movido por sus intereses políticos se convertirá en un exterminador de libros. Es inevitable para el lector evocar las masacres que sufrieron los libros a lo largo de la historia a cargo de censores implacables. Pero, como Montag, el bombero de Fahrenheit 451, Aurelio empieza a rescatar algunas obras. Así narra su encuentro con Viento del pueblo de Hernández, en uno de sus saqueos y su decisión de salvarlo: “Coloqué el libro en el montón de los indultados…Si lo encuentras, ten cuidado porque habla”.(p. 203).

Este personaje nos deja una sensación amarga que perdura a lo largo de toda la obra y aún después de su lectura. Por mi parte me desagradó que la autora haya decidido que tan interesante invitación a la lectura del poemario provenga de Aurelio, quien al tiempo que rescata la obra de Hernández lleva al fuego a otros libros.

La joven comprenderá el sentido de estas palabras al percibir sus propias sensaciones durante la lectura:“En efecto, el libro poseía un poder especial, quizás todos los libros de poesía poseyeran una facultad mágica: la de reflejarnos en sus versos como en un espejo.” (p.230)

Paralelamente al tema de la lectura se aludirá al valor de la escritura:“Escribir puede ser una válvula de escape para los corazones atormentados”.( p. 169)

En la novela también se hará hincapié en el valor de la escritura de cartas. Me interesó, principalmente, que la autora también “haga escribir una carta a Clara”, en estos tiempos en que son consideradas un “objeto en extinción” Rosa Huertas toma la voz de la joven para justificar esta inclusión: “Pensé en escribirte un correo, pero eso es muy fácil de borrar sin leer, aprietas un botón y…¡ha desaparecido! Supongo que una carta es más irresistible ¡quién se puede negar a abrirla! No creas, me está costando escribirte sin usar las abreviaturas de los sms, pero me parecía una incongruencia usarlas en este medio de comunicación tan decimonónico como fascinante”. (p. 240)

Ana Garralón refiere cómo “tímidamente comenzaron a publicarse en la segunda mitad del Siglo XX libros con los que se intentó concienciar a los lectores sobre el mundo que los rodeaba” [6]. En nuestro país, Graciela Montes expresó así su compromiso de transmitir a los chicos lo que pasó durante la dictadura: “Tengo clara conciencia de que el libro y la lectura tienen un papel social y que el trabajo del escritor tiene un lugar y un significado sociales…”.

Seguramente la historia de Clara y Víctor- y me detengo en sus nombres que aluden a la iluminación y a la victoria en sus búsquedas-nos remitan a nuestras propias vivencias, las individuales y las colectivas; a la vez que invitará a la reflexión acerca del vínculo particular que tiene cada lector con la poesía y con los libros, en general.

CONCLUSIÓN

Laura Devetach  refiere que cada uno de nosotros fue construyendo textotecas internas “que se movilizan y afloran cuando se relacionan entre sí”.[7] Efectivamente, las dos obras que nos convocan nos remitieron al camino lector de Villoro y Huertas, y al mundo literario de cada lector.  

También pensé en los lectores prínceps de estas novelas.

Ante todo deberían hallar un docente, un adulto, un par, un amigo que se constituya en el  primer mediador. Pero luego, cuando ya asuman el desafío y la aventura, estos libros en sí mismos funcionarán como mediadores para futuras lecturas.  

 “Les corresponde a los maestros (y a los mediadores en general) hacer que  se  sientan  más capaces al  acercarse a  los textos  escritos. Hacerles  sentir su diversidad, sugerirles la  idea de que, entre todos esos  textos  escritos-de hoy o  de ayer, de aquí  o  de allá-habrá  algunos  que les digan  algo a  ellos en  particular”, dice Michèle Petit.[8]

También Emili Teixidor  expresa su inquietud sobre el tema: “Las instituciones, la  escuela, los escritores están para llevarlos mucho más alto. No es lo mismo un  lector que un procesador de datos. La lectura es otra  cosa”.[9]

Como Laura Devetach no creo “en el uso instrumental de la literatura” pero sí creo en la intención de un autor/a de despertar no sólo emociones sino también inquietudes. Como Michèle Petit [10] aspiro  a “Que la lectura los ayude a construirse, a imaginar otros mundos posibles, a soñar, a encontrar movilidad en el tablero de la sociedad…La lectura de libros puede ayudar a los jóvenes a ser un poco más sujetos de su propia vida y no solamente objetos de discursos represivos o paternalistas”.

 “Lo que sigue depende de ti”, como dice el final de El libro salvaje, les recomendaría a los jóvenes.

 

NOTAS

1-  Devetach, L. La construcción del camino lector, Comunicarte, 2008.

2- Teixidor,  E.  Pero, ¿qué leen los adolescentes? 12  Jornadas de  bibliotecas  infantiles,  juveniles y escolares,  Salamanca. 

3-  Held,  J.  Los  niños y la Literatura   fantástica,  Paidós, Bs As. ,1985.

4- Díaz Armas, J  Intertextos: Aspectos sobre la  recepción  del  discurso artístico, Ediciones de la  universidad de Castilla-La  Mancha,  Cuenca, 2003.

5- Andruetto, M.T. Conferencia “Hacia una literatura sin adjetivos”, primera jornada de Literatura infantil, Bs As, 2008.

6- Garralón, A. Historia portátil de la literatura infantil, Anaya, Madrid, 2001.

7- Devetach,L.op.cit.

8- Petit, op.cit.

9- Teixidor, op.cit.

10- Petit, op. cit.

 

BIBLIOGRAFÍA

Andruetto, M.  “Hacia una  literatura  sin  adjetivos” (Conferencia), Primera  jornada  de Literatura   infantil y  juvenil, Bs  As,  2008.

Devetach, L.  La   construcción  del  camino  lector,   Comunicarte, Bs  As,   2008. 

Díaz Armas, J.  Intertextos: Aspectos sobre la  recepción  del  discurso artístico, Ediciones de la  universidad de Castilla-La  Mancha,  Cuenca, 2003.

Garralón, A. Historia portátil de la literatura infantil, Anaya, Madrid, 2001.

Held,  J.  Los  niños y la Literatura   fantástica, Paidós, Bs As,   1985.

Lluch,G.  Cómo  analizamos  relatos infantiles  y  juveniles,  Norma,  Bs  As,  2003.

Montes,  G.  La  frontera  indómita,  FCE,   México,  1999.

Montes, G y Machado, A.M. Literatura infantil  (Creación, censura y resistencia), Sudamericana, Bs AS, 2003.

Petit,  M. “El  papel  de  los   mediadores” en  Nuevos acercamientos  a los   jóvenes   y la  lectura .FCE, México, 1999.

Texidor,  E.  Pero  ¿qué leen los adolescentes? 12  Jornadas de  bibliotecas  infantiles, juveniles y escolares,  Salamanca, 2004, 


NOTA DE LA MEMORIA Y EL SOL: Nuestro agradecimiento a Laura Slutsky por permitirnos publicar su ponencia en este blog. ◘AM.

Los villancicos del Ángel Gabriel, de Emilio Breda

A principios de este mes de diciembre, finalizando el seminario de LIJ latinoamericana en La Nube, encontré un libro en el sector de la librería titulado Los villancicos del Ángel Gabriel y cuyo autor es Emilio Breda. El libro está ilustrado por Raúl Soldi y Norah Borges y fue publicado por Plus Ultra en 1986. El ejemplar que adquirí en La Nube pertenece a la tercera edición.

Los villancicos están divididos en las siguientes categorías:

  • Villancicos de las peripecias, los oficios y las travesuras del Ángel Gabriel.
  • Otros villancicos que Gabriel llevaba en su alforja.
  • Villancicos que algunos insectos cantaron en la noche de Belén y que fueron recopilados por el Ángel Gabriel.
  • Villancicos de algunas nanas para el Niño-Dios que cantó Gabriel en noches de vela.
  • Villancicos del Buenos Aires virreinal (o los que el ángel Gabriel dejó escondidos dentro de un cofre en sus túneles secretos).
  • Villancicos que Ángel Gabriel oyó cantar en Montevideo.
  • Villancicos porteños olvidados por los ángeles de Buenos Aires y que fueron rescatados por el Ángel Gabriel.
  • Villancicos que el Ángel Gabriel oyó cantar en el viejo mundo.

Dentro de la última categoría mencionada se encuentra el poema Villancico de Granada (o del Ángel de la Guarda de Federico) que dice en una de sus estrofas:

¿Dónde está mi Federico?
¿En qué sitio de Granada?
¿Lo encontraré caminando
por el jardín de la Alahambra?

Y en otra:

(La sombra de Federico
pasea en el olivar.
Llora su Ángel de la Guarda
con lágrimas de cristal).

Ilustraciones de Norah Borges y Raúl Soldi

El pase de diapositivas requiere JavaScript.